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A 90 millas y aún muy lejos

Se hace un ejercicio inútil el argumentar las «razones» de Ben Rhodes, quien en última instancia habla por el Presidente Obama, sobre por qué el señor Presidente de los Estados Unidos viajará a Cuba en marzo. No porque no existan suficientes argumentos para replicar a esas «razones» sino porque, precisamente, existiendo demasiados no existe la voluntad de la «escucha activa» por parte de la presidencia norteamericana y su equipo de asesores y analistas.

Entonces las razones de Rhodes, que deben ser interpretadas como las de Obama, se convierten en la argucia técnica de la arrogancia frente al raciocinio. Curiosamente, mientras expresan públicamente, en la misma comunicación del «Asistente del Presidente y Asesor adjunto de Seguridad Nacional de Comunicaciones Estratégicas y Discursos», que es como oficialmente está nombrado Rhodes, que los cubanoamericanos son los mejores embajadores de Cuba en la nación norteña, se interpreta como una verdadera ironía que la respuesta a sus argumentos se perfila como la grácil herramienta para acallarlos o, al menos, servir de la triste argucia de calmar el descontento con una pieza mediocre de escritura política.

Y, por otra parte, mucho más inútil es el ejercicio de desacreditar la reinterpretación del régimen en la pluma de sus representantes propagandísticos, especialmente de Sergio Alejandro Gómez en su escrito del diario «Granma», sobre el «desmontaje del mito de la violación de derechos humanos en Cuba» gracias al viaje del señor Presidentes de los Estados Unidos. De hecho, y como colofón de apuntalamiento de que el general-dictador le tomó la palabra a Barack Obama, está su visita virtual a Santiago de Cuba y el paseo de «selfies» que el segundo canalla se degustó en su alfombra política de conveniencia.

La política siempre tiene sus signos y símbolos.

Y es que el mismo Obama, no solo con la anunciada visita, sino con su «Mensaje Semanal » le sirvió de «partenaire» al establishment cubano para las pantomimas. Pero nada de eso es lo que quiero abordar aquí, ya más que conocido y cocido, más que abordado por analistas, «cafeconlecheros» y por la «crema y nata» del periodismo proreformas.
Hay dos aspectos, sin embargo, que quisiera abordar. Son dos detalles que la prensa mundial, y todo el establishment informativo, ha fallado en mencionar, ¿o ha sido a propósito?

En las «razones» que en la pluma de Ben Rhodes se publicitó se dice, en una de sus partes, y cito:

“While Cuba released Alan Gross, a number of political prisoners and recently hosted the head of the International Committee of the Red Cross, we continue to oppose and speak out against restrictions on rights like freedom of speech and assemblyand space for independent civil societythat the United States supports around the world. While we do not seek to impose change on Cuba, we strongly believe that Cuba will benefit when the Cuban people can exercise their universal rights.”

Traducción:

“Mientras Cuba liberaba a Alan Gross, a un cierto número de presos políticos y recientemente fue sede de la reunion del Comité Internacional de la Cruz Roja, nosotros seguimos oponiendonos y hablando en contra de las restricciones a los derechos como la libertad de expresión y de reunión – y de [un mayor] espacio para la sociedad civil independiente – que Estados Unidos apoya en todo el mundo. Mientras nosotros no buscamos imponer un cambio en Cuba, estamos convencidos de que Cuba se beneficiará cuando el pueblo cubano pueda ejercer sus derechos universales.”Repito la frase clave: «Mientras nosotros no buscamos imponer un cambio en Cuba».

Es decir, y a todas luces, saben que el paseo por La Habana es solo un paseo político, una visita más entre tantas que el Presidente Obama hace para imponer su legado a la historia de su presidencia. Y esto lo tiene claro Ben Rhodes, porque desde Noviembre del año pasado, 2015, ya habia anunciado que Obama iba a realizar una serie intensa de viajes que, como muchos de sus predecesores, es el intento de desviar de la brújula política doméstica, el foco de atención y redireccionarlo a la política exterior del huésped de la Casa Blanca.

En esta cruzada de viajes, pensada desde Noviembre, ya Obama tenia definido ir a Vietnam, a Laos – otro de los lugares que por primera vez pisará un presidente americano, después de un largo tiempo – y Cuba. Por supuesto, la isla, por estar a 90 millas y ser uno de los lugares más conflictivos de la política doméstica, regional e internacional de aquel país, es el conveniente campo minado para sacar provecho de su etapa de legado antes de despedirse de los salones marmóreos de la casa de gobierno.

En Noviembre no habia aún suficiente noticias de la espansión de los WIFI, del que Obama se centra para hablar de «progreso», pero ya entonces el viaje estaba pensado y decidido, y el anuncio del jueves 18 de Febrero es solo la confirmación de algo que, no por esperado, deja de tener un sabor amargo en nuestras vidas.

Y aquí va la segunda afirmación importante del escrito de Rhodes, hecha, nada menos, que en el mismo principio de su «hoja de ruta»:

“Cuba is only 90 miles from Florida, but for a long time the distance between our two countries seemed a lot greater. [ Cuba esta a solo 90 millas desde La Florida, pero durante mucho tiempo la distancia entre nuestro dos paises parecia mucho mayor.]”

Hay que recordar que ninguna de las palabras que emplea un profesional «escribidor» de discursos y alocuciones públicas de los presidentes se incluye en vano. La inclusión del eje geográfico en que incurre la primera línea de Rhodes está hecho a propósito y tiene el cometido de decir, muy bien claro, «desde hoy, ese eje ha trasladado su centro hacia Washington».

Rhodes está diciendo, claramente, para la cúpula política del régimen, pero, sobre todo, para los políticos cubanoamericanos, que Florida ya no es el centro de decisiones y de lobby seguro para la política norteamericana hacia Cuba.

Y en esto hay que darle la razón a los que en «Granma», y en la prensa secular de la dictadura, establecen que la comunidad cubana en Miami dejo de ser el centro de atención de la Casa Blanca. Lo cual es un entredicho a las mismas palabras de Rhodes cuando los equipara como «los mejores embajadores» de ese país. El hecho es que, está tan escondida la frase y tan amurallada de «otras razones» como para que implote y «desaparezca» de su mismo contexto.

Y así, a pesar de todo lo gastado en tinta, palabras y escritos, Cuba viene estando aún más lejos. Mucho más lejos, porque la administración americana, por primera vez en más de 50 años, ha declarado y ha afirmado que hoy está más cerca de su régimen, que del mismo pueblo, cuyos embajadores por excelencia dice ella misma tenerlos en su propio territorio continental, en La Florida.
Y es por eso que, al inicio de este post, escribí que resultaba un ejercicio inútil ejercer el derecho a la réplica a las «razones» de Rhodes. Quienes no quieren oír, seguirán siendo sordos; quienes no quieren entender razones por sostener las suyas propias, seguirán ejerciendo su arrogancia; quienes quieren imponer un estilo, desafiarán al mejor estilista de cualquier moda.

Hoy Cuba es su moda. Y así la instalan en su pasarela política.

Casualmente unos días atrás el señor Obama argumentaba que Trump no iba a ser Presidente de los Estados Unidos porque la presidencia no era un «reality show». Las palabras parecen fustigarle con sus propias resonancias de cinismo, y en su propia lengua: él mismo es un miembro de su «reality show».

Written by jmartin

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