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Buscar la identidad, un drama que puede tratarse con humor

Promoción de la obra para el Festival de Monólogos de Miami 2016|martinoticias.com
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Promoción de la obra para el Festival de Monólogos de Miami 2016|martinoticias.com

Sofía Cruz Arcia no nos perdonaría que en esta entrevista no pusiéramos el apellido de su madre. De eso va el espectáculo unipersonal que presentará este jueves y viernes en Miami, en el ámbito del XV Festival Latinoamericano de Monólogo. Su familia, por las dos líneas, paterna y materna, está metida dentro de una maleta, lista para realizar un viaje, un viaje muy duro que engloba a Cuba, Estados Unidos y a España.

No es la primera ni la última historia de emigrantes cubanos que va por el mundo tratando de encontrar un lugar, pero sí se trata de una de las pocas que ha podido narrarse para el teatro desde adentro, con ese motivo autobiográfico que duele, pero no es posible apaciguar si no se saca de esta manera, se muestra y se comparte con miles de personas.

El columpio narra la historia de Lourdes Prieto Monzón (Lourditas), una niña cubana que debe exiliarse a raíz de la revolución y que nunca regresará a su patria. Dice Sofía Cruz Arcia, desde su condición de dramaturga, directora y actriz, que se trata de un drama con humor.

“No podría ser de otra manera, yo concibo el teatro así”, asegura a este reportero una tarde casi primaveral de Miami, en la terraza de su padre Miguel, un camagüeyano que vino desde muy joven y se hizo ingeniero.

“El columpio es el viaje del héroe, de la heroína en este caso, como mismo plantea Edipo Rey”, comenta la joven de 31 años y acento español, a veces con un punto andaluz.

Hija de padres cubanos, Sofía nació en Hialeah, Miami, y a los cuatro años la trasladaron a Sevilla. Allí estudió su carrera de artes escénicas pero no ha perdido el vínculo ni con Miami ni con Cuba. Su madre vive del otro lado del Atlántico y el padre vive aquí. Ella entre dos aguas, con un perfecto inglés, por si acaso.

Le preguntamos si le hubiera gustado no tener este arrastre de dolor, por el exilio de sus padres primero, por la aventura de cambiar de país luego, por el tema no resuelto de la democracia en la isla, un lugar que no ha visitado y tiene dudas si pisar o no todavía. Responde con una frase:

“No hubiera escrito ni puesto en escena esta obra”.

Y, claro, esta obra es de lo más importante en su vida. No solo porque habla de su familia, de sus orígenes, sino además porque con ella se graduó de la universidad, aunque entonces la pieza duraba solo 15 minutos. Ahora pasa de una hora. Sofía sola en escena, interpretando varios personajes, transitando de situaciones con muy poca escenografía: una maleta, un perchero y poca cosa más.

“Yo le llamo teatro pobre”, dice la joven española-cubanoamericana, moviendo sus dedos largos entre una cabellera negra también larga y brillosa. Sofía es elocuencia y pasión. Se le afecta la voz cuando menciona a su familia. El programa de mano de su espectáculo es una sorpresa para los parientes de Miami. Me lo extiende y me pide discreción.

Plinio Prieto Ruiz, ejecutado el 12 de octubre de 1969 con 37 años, era su tío abuelo. El régimen comunista recién instalado en la isla no le perdonó a Plinio que dejara de seguirlos. El médico cubanoamericano José Carro, que llegó casi de niño mediante la “Operación Peter Pan”, era cuñado de su madre, y era su padrino.

Muchos de sus parientes están representados de alguna manera en esta obra, ya vista en teatros de España, Brasil y que ahora llega por primera vez a Estados Unidos.

“Enfrentarse a algo personal es muy duro, pero había que hacerlo”, dice Sofía, una actriz especializada dentro de lo que se denomina “teatro gestual”. Sofía llevaba muchos años con ganas de contarlo y de hacer la denuncia. Es una obra de “autoficción”, según la define, que tuvo su estreno en diciembre de 2013 en el barrio madrileño de Lavapiés, uno de los centros multiculturales de la capital española. En ese barrio viven muchos emigrantes.

Luego de dejar Miami, la obra abrirá el festival escénico Solo Tú, de Cantabria, a principios de marzo.

La búsqueda de la identidad era una espina clavada que Sofía ha desenterrado lo más probable como autoayuda, y también como regalo a su familia. En esta búsqueda, Lourditas, el personaje, “reirá, cantará, llorará, bailará y deberá encontrar el verdadero sentido de la vida, mientras arrastra una herida abierta y el anhelo por su querida Cuba”, avisa el programa de mano que, confidencialmente, Sofía dejó en el portafolio del periodista, con la promesa de divulgar solo lo necesario.

“Lo demás hay que verlo en escena”, plantea la actriz.

Written by @martinoticias

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