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‘1984’ leída en Cuba

Diario de Cuba.- Puede decirse que la mayor novedad literaria de la etapa habanera de la Feria Internacional del Libro ha sido la venta de la novela 1984, del escritor inglés George Orwell. Es lógico el interés que esta obra despierta en los lectores cubanos, pues se aprecian las denuncias de un sistema totalitario que lamentablemente ellos padecen a diario.Biblioteca-Nacional-Jose-Marti-300x225

Algunos opinan que el hecho de que el oficialista Instituto Cubano del Libro autorizara la presencia de esta novela en la Feria constituye un indicio de que algo está cambiando en Cuba. Otros, en cambio, apuntan hacia una pequeña victoria de los elementos reformistas sobre los dinosaurios culturales que apuestan por el inmovilismo. Y, por último, no faltan aquellos que, más compenetrados con el acontecer en la Isla durante las últimas décadas, insisten en que solo se trata de una falsa señal, la cual, incluso, tiene su precedente.

En 1997, poco después de asumir la dirección de la Biblioteca Nacional José Martí, el historiador Eliades Acosta —actualmente radicado en República Dominicana tras solicitar su liberación como jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido Comunista de Cuba— creó los Clubes Minerva, una iniciativa que, hay que reconocerlo, les permitió a los lectores cubanos el acceso a ciertos libros que solo se vendían en las librerías que comercializaban en divisas (CUC).

Mediante un presupuesto en divisas asignado por el Ministerio de Cultura, la Biblioteca Nacional adquiría los títulos y los distribuía por los cerca de 30 Clubes Minerva que se crearon en el país. Los lectores pagaban una cuota en moneda nacional (CUP), y se llevaban a sus hogares los libros en calidad de préstamos. De esa forma pudieron leer a autores como Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Boris Pasternak, Milan Kundera, Isabel Allende, Alexander Solchenitzin y el propio George Orwell, con sus novelas 1984 y Rebelión en la granja.

Así, con la presencia en las colecciones de Minerva de algunos autores extranjeros que no las tenían todas consigo con el totalitarismo comunista, Eliades Acosta se jactaba de que en Cuba no había libros prohibidos. Sin embargo, al propio tiempo mostraba su verdadero rostro de censor: arremetía, tanto en Cuba como en sus frecuentes viajes al exterior, contra la red de bibliotecas independientes que proliferaban en la Isla. Y todo porque en esas bibliotecas las personas podían leer a autores cubanos que se oponían al castrismo, casi todos radicados en el exterior.

Cada vez que se hacía una compra para los Clubes Minerva, los libros eran revisados uno por uno para evitar que se “infiltrara” algún título perteneciente a esos escritores demonizados por la cultura oficialista. Los pocos ejemplares que atesoraba la Biblioteca Nacional de esos escritores exiliados se hallaban en una colección especial denominada “Cubanos en el exterior”. Esta colección no prestaba los libros, lo cuales solo podían consultarse en la Biblioteca mediante un permiso especial que concedía una de las subdirectoras de la institución. Por supuesto, esos permisos se otorgaban preferentemente a investigadores provenientes de otras entidades también oficialistas.

Los Cubes Minerva comenzaron a declinar hacia el 2005, cuando una demencial recentralización económica —con aquella famosa cuenta única a nivel de ministerios, que dejaba a las empresas y entidades prácticamente fuera de los mecanismos bancarios— copó los espacios de la vida nacional. En ese momento se estableció que las bibliotecas no podían realizar ningún tipo de actividad financiera. Hoy los Clubes Minerva son solo una sombra del pasado.

Entonces, si consideramos lo sucedido antaño, podríamos formularles ahora la siguiente pregunta a aquellos que han sido impactados por la presencia en la fortaleza de La Cabaña de la novela 1984: ¿en qué lugar de esta Feria del Libro Cuba 2016 se vieron libros de Rafael Rojas, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Carlos Alberto Montaner, Carmelo Mesa-Lago, Zoe Valdés, Amir Valle o Antonio José Ponte?

Comoquiera que la respuesta es negativa, no resulta aventurado aseverar que aquí casi nada ha cambiado.

Written by @diariodecuba

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