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AQUEL LEÓN QUE RUGÍA

momentos_historicos filmando al leon de la metroMe ha dado nostalgia ver esta foto. Mi generación llegó al cine producido por la Metro-Goldwyn-Mayer, cuando ya quedaba poco de aquel poderío inicial que, de la mano de Marcus Loew, Louis B. Mayer, e Irving Thalberg, logró consolidarla como una de las productoras más poderosas en toda la historia del cine norteamericano.

Para principios de los cincuenta, la televisión (entre otros factores) había comenzado a minar aquel sistema de estudios que permitiera a lo largo de dos décadas el reinado de compañías como Twentieth Century-Fox, Warner Brothers, RKO, Columbia, Paramount, entre otras.

Las películas de la MGM las descubrí en la televisión cubana, durante mi niñez y adolescencia. Entonces no tenía idea de las marcadas diferencias establecidas entre las de la Metro y la de los otrosestudios. Lo cierto es que la calidad de muchas de esas películas me marcó para siempre; estoy hablando, por ejemplo, de Lo que el viento se llevó (1939), o El mago de Oz (1939). Luego descubrí otras a través de las programaciones de los cine-clubes, como Ninotchka(1939), Ben Hur (1959), Doctor Zhivago (1965), o 2001, una odisea espacial (1968).

Hoy sé que había en esas películas una marcada intención de marcar con el glamour aquellas tramas desarrolladas muchas veces en espectaculares escenarios, y conestrellas rutilantes como Greta Garbo, Clark Gable, Joan Crawford, o Jean Harlow, que lograban seducirnos para siempre.

Ignoraba, en cambio, esa historia oscura que, como en todo gran imperio, coexistía con el brillo público, el oropel; nada sabía del odio que Louis B. Mayer despertaba en algunos de sus rivales. Herman J. Mankiewicz no se aguantó la lengua para describirlo de este modo: “Tiene la memoria de un elefante y la piel de un elefante. La única diferencia es que los elefantes son vegetarianos y la dieta de Mayer es su prójimo”. Aunque cuando murió, Samuel Goldwyn llegaría más lejos en el exabrupto: “Mucha gente vino a su funeral porque querían estar seguros de que el hijo de puta estaba muerto”.

Hoy nos quedan esas películas de la MGM que nos hicieron soñar, muchas de ellas premiadas con varios premios Oscars. Pero yo sobre todo sigo recordando a aquel león que rugía, y rugía, y rugía…

Juan Antonio García Borrero

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