La investigación australiana sobre casos de abuso sexual que ocurrieron hace décadas ha adquirido implicaciones más amplias sobre la responsabilidad de los líderes de la Iglesia Católica debido a la alta posición de Pell, en el Vaticano, donde ahora sirve como ministro de Finanzas.
Pell, de 74 años, se ha convertido en el punto focal de la frustración de las víctimas sobre lo que dicen ha sido una respuesta inadecuada de la Iglesia Católica. Pell no está acusado de abusos sexuales y se ha disculpado dos veces por la respuesta lenta de la Iglesia.
Pell dijo varias veces que estaba al tanto de rumores y quejas sobre curas pedófilos cuando era un sacerdote joven en la década de 1970, pero que las autoridades de la Iglesia tendían a dar el beneficio de la duda a los miembros del clero, algo que reconoció estuvo mal.
Cuando se le consultó sobre situaciones específicas de sacerdotes particulares, Pell dijo en repetidas ocasiones que no podía recordar los incidentes que se le estaban presentando, citando en un momento “una laguna”, lo que enfureció a los testigos en Roma y Sídney.
“Él es un hombre inteligente, que está en una posición tan alta, todos tenemos nuestras lagunas pero no en algo como esto”, dijo en Sídney Trish Charter, que dice que fue abusada entre las edades de cuatro y ocho años en un orfanato dirigido por las Hermanas de la Misericordia.