in

Feria del Libro: el pronóstico se cumplió

418_feria2Hace un par de semanas que escribí en Primavera Digital un artículo titulado Preámbulo para la Feria del Libro”, en el cual señalé posibles deficiencias que podrían haber en este evento. Quiero comentar en este trabajo mis impresiones de la visita posterior que realicé a la Feria, tanto en La Cabaña como en el Pabellón Cuba.

El primer elemento que señalé fue relacionado con la desaparición de la librería central en la sede principal, donde se ubica siempre la mayoría de los ejemplares de producción nacional. La falta de este lugar dio origen a bastante desinformación por parte de los usuarios, que tuvieron que caminar por todo el sitio para poder hallar aquellos libros que buscaban. Oí comentarios de personas negativos a esta decisión del Instituto Cubano del Libro.

Encontrar un libro dentro de la estructura planificada, tiene como inconveniente que el lector debe identificar de primera mano la editorial que lo publicó, lo cual entre los inexpertos en esos asuntos, trae graves consecuencias por la desorientación que origina.

Las personas, por lo general aquí en Cuba, identifican un texto por su título o autor. La especialidad de clasificación editorial es para conocedores más profundos del tema. Ubicar los libros por quien los haya editado es bueno para sus productores, que pueden controlarlos más, pero ante un público global no es la mejor manera para rastrearlos.

El asunto medular que incomodó hasta a Sansón Melena fueron los elevadísimos precios, sobre todo de los libros que se vendían en CUC.

La novedad fue que más de la mitad de los stands se encontraban alquilados por los expositores extranjeros, por tanto, la venta tuvo que ser en moneda convertible.

Califico el evento de este año como feria infantil y de la comida.

Los extranjeros, que ya aprendieron que la venta más rápida es la mercancía para los menores, inundaron el recinto con objetos de esta índole. Muchas de estos componentes pudieran ser considerados como juguetes didácticos, pero no expresamente medios para la formación en la lectura, uno de los objetivos primordiales de la Feria del Libro.

Otra de las novedades fue encontrar abundantes lugares que vendieron pullovers, gorras, afiches, revistas y otros elementos sobre futbol, artistas y temas variados comerciales.

Se encontró también por vez primera accesorios de computación a precios asequibles, comparados con los establecidos en Cuba.

La mercancía para adultos, en cuanto a libros, fue bastante reducida. Nada más vi cuatro puntos dedicados a la venta de best seller y para colmo ninguno atractivo, pues se componían de autores no conocidos en nuestro país.

Dentro de la producción nacional, asombró la edición de 1984, de George Orwell, por la editorial Arte y Literatura, pero para alcanzarlo había que madrugar y hacer guardia con los centinelas de la fortaleza.

El asunto de la alimentación da para una crónica aparte. Se llenaron fosos, el parqueo y zonas aledañas de comida. Sus precios, al doble de los que encontramos en la calle. Baste decir que el pan con lechón, que siempre cuesta $5 pesos MN, valía 10 pesos.

Expliqué también la función que siempre ha tenido el Pabellón Cuba en esta actividad. Este año se convirtió prácticamente en un almacén de publicaciones sin promoción. El salón general, sin embellecimiento alguno, contaba con libros dispuestos sin señalamientos temáticos, como siempre se hace. Casi nada de lo anunciado por la prensa oficial se podía adquirir en él y por lo menos la mitad de los títulos eran de años anteriores.

Una respuesta que obtuve al preguntar por qué faltaban tantos títulos anunciados, fue que la producción del poligráfico estaba muy atrasada. Aquellos libros que no se editaron en tiempo deben comercializarse en las librerías con posterioridad. Esta es también una explicación de por qué estas instituciones básicas de la venta, este año no han tenido participación.

La prensa oficial y hasta la TV se hicieron eco en parte de los asuntos negativos también, por lo cual los comentarios míos no son exclusivos. Las conclusiones puede sacarlas el pueblo participante. Opiniones hay más que suficientes. ¿Habrá soluciones para el futuro?

Plaza, La Habana, Jorge Luis González Suárez (PD), jorgelibrero2012@gmail.com; Jorge Luis González

Written by Primavera Digital

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Entrenan públicamente a grupos de respuesta rápida

Arrestan a Fariñas y otros activistas que exigían a la Policía la detención de un asesino