Una aura negra se ha posado sobre Venezuela. Y es que las barbaries parecieran superarse una tras otra. Desde el pasado viernes, la desaparición de 28 mineros en Tumeremo,en el municipio Sifontes del estado Bolívar, al sur del país ha generado un clima de profunda preocupación a nivel nacional.
Se conoció que los 28 mineros habrían sido asesinados en una “masacre” perpetrada en la mina Atenas, por presuntamente integrantes de la banda de “Los Topos”.
Masacre, desaparición o guerra entre bandas. Son solo hipótesis aún sin cuerpos para su comprobación.
https://twitter.com/rangelgomez/status/706270320823541760
La respuesta del gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez “Todavía no tenemos un solo elemento que nos indique que haya una persona fallecida” sin embargo no negó que haya un saldo fatal.
Según Rangel Gomez, en un tono de especulación, aseveró que “podría haberse efectuado un enfrentamiento entre bandas armadas en la zona”
Cubanos por el Mundo logró conversar con el diputado a la Asamblea Nacional por el estado Bolívar, Americo di Grazia, para consultarle sobre la situación en la entidad y las denuncias recibidas por el parlamentario.
Hoy,7.40am,continúa cerrada troncal 10/Tumeremo.@rangelgomez no da la cara y desmiente a familiares de 28 mineros"desaparecidos?"cínico
— Americo De Grazia (@AmericoDeGrazia) March 6, 2016
Lo preocupante es que familiares de los desaparecidos aseguran una presunta vinculación entre funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Militar (SEBIN) y del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC).
#5Mar #Tumeremo Protesta tras masacre de 28 Mineros y varios desaparecidos pic.twitter.com/PgdxQMp7Ho
— Jorge Galindo (@galindojorgeF) March 5, 2016
Dolor y desesperación
Familiares de los desaparecidos ya dan por sentado que sus seres queridos han sido asesinados. Actualmente se encuentran protestando en Tumeremo, entrada del municipio Sifontes, exigiendo que los cadáveres sean devueltos para darle la santa sepultura.
LA VERSIÓN DE LA CALLE. Manifestantes en Tumeremo: mineros fueron masacrados y desaparecidos https://t.co/LszPRU0brf pic.twitter.com/wVIZbHF3Wv
— TalCual (@DiarioTalCual) March 6, 2016
Mientras esto sucede, un fiscal del ministerio público se trasladó hasta la zona del hecho para comenzar las averiguaciones con el apoyo de la Policía Científica y efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana.
¿Desaparición? ¿Masacre? ¿Guerra entre bandas? O todas las anteriores
#Tumeremo "Ellos tienen rostro,nombre y apellido,queremos que aparezcan",me decía un familiar de los desaparecidos. pic.twitter.com/2aHHYpjtfe
— Pableysa Ostos (@PableOstos) March 7, 2016
Es prácticamente un secreto a voces que en la zona minera del estado Bolívar operan varias bandas delictivas. Pero la más temida es la que lidera Hendry Norberto Bonalde, alias “El Topo”, quien presuntamente ordenó la desaparición de estos mineros.
Pese a que el Gobierno comisionó a dos fiscales del Ministerio Público para investigar, la respuesta para los parientes ha sido lenta. “Les propusimos ir con una comisión de civiles hasta la mina y tampoco quisieron”, contó uno de los mineros sobrevivientes del tiroteo.
El correo del Caroní, diario venezolano, reseñó que: “de acuerdo con testigos que prefieren el anonimato, la banda de el Topo entró al lugar con complicidad de funcionarios gubernamentales y a ráfaga limpia dispersó a cientos de mineros. En la huida, decenas cayeron. Es el proceder habitual cuando un grupo hamponil toma el control de un territorio, solo que esta vez, los dolientes han decidido dar la cara.”
No exigen justicia. Ni siquiera que se establezcan responsables. La mayoría de los protestantes tiene la certeza de que sus familiares están muertos. Porque un amigo lo vio, porque un vecino estaba cerca, o porque simplemente es lo que les han contado los sobrevivientes.
Cientos de ellos que como pudieron, entre matorrales, golpeados y heridos, han ido reconstruyendo lo que vivieron la noche del viernes y madrugada del sábado después de haber logrado escapar. Con o sin oro.
Presuntamente los cuerpos fueron colocados en un camión y trasladados a la zona limítrofe en reclamación. Algunos dicen que parte de las víctimas fueron descuartizadas para intimidar. Eso dicen testigos que sobrevivieron a la balacera y que, atemorizados, se niegan a dar sus nombres.
No es algo nuevo. Al sur de Bolívar los códigos son tácitos y nadie denuncia a nadie. Las calles son angostas y todos se conocen. Quienes han denunciado, luego no aparecen o pagan caro su testimonio.
Cubanos por el Mundo – @mafermusa