(Diario de Cuba).- La noche del pasado 23 de febrero, la sección “Cuba dice” del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, trató acerca de los altos precios de los productos agrícolas.
Los periodistas Talía González y Boris Fuentes, que son los conductores del programa, reconocieron que a pesar de las diversas medidas tomadas por el Gobierno, todavía persiste la inconformidad de la población por los altos precios de los productos agrícolas.
Esa reacción de la población es más que justificada: con los míseros 23 dólares que devengan de salario mensual, la mayoría de los trabajadores cubanos no puede pagar esos precios.
Ahora resulta que desde el punto de vista oficial, que es de los conductores de “Cuba dice”, los responsables de esos altos precios son los intermediarios.
La figura del intermediario es reconocida por la legislación vigente y su actividad se considera necesaria. Por ello, la situación no es tan simple como se planteó en “Cuba dice”.
Al cierre de 2015 existían 360 empresas agrícolas estatales y 5.106 cooperativas agropecuarias de diferentes formas que, en conjunto, poseen 6.341.500 hectáreas de tierra. De ellas, se reportaron cultivadas 2.646.500. Es decir, que permanecen ociosa o mal atendidas 3.695.000 hectáreas.
Que los precios de los productos del agro estén elevados y se haya tenido que destinar 2.000 millones de dólares para exportar el 80% de los alimentos, se debe fundamentalmente a que las tierras cultivables no están debidamente explotadas.
Los conductores de “Cuba dice” explicaron que el Gobierno ha implantado diferentes mecanismos para la comercialización de los productos del agro con el propósito de que la población pueda comprarlo a precios más razonables, pero no detallaron esas medidas, que parece no han tenido los resultados esperados, desde el mismo momento que tuvieron que dedicar el programa a un problema aún pendiente de solución.
Talía González recurrió al empleo de un lenguaje cantinflero para evitar señalar que las instancias gubernamentales son las responsables de que esas decisiones no hayan impactado de forma positiva en los precios y en la estabilidad de los productos.
En “Cuba dice” no explicaron cuáles fueron los montos productivos alcanzados en el 2015 por las empresas estatales agrícolas con el fin de exonerarlas de su responsabilidad por la situación de los altos precios.
Desde finales de 2015, los productos agropecuarios alcanzaron precios exorbitantes en la mayoría de los mercados que ofertan estos productos en todo el país, pero principalmente en La Habana.
En los mercados agropecuarios de oferta y demanda resulta casi imposible comprar por los exagerados precios de los productos: la libra de mango está a 1,20 dólares, la de malanga y guayaba a 40 centavos de dólar, y la de tomate a un dólar (cuando aparece más barata, no baja de los 40 centavos de dólar).
Los tarimeros de dichos mercados dicen que estos precios responden a lo caro que tienen que comprar los productos en el Mercado Agropecuario El Trigal, el único mayorista que funciona en el país. Explican que allí, por ejemplo, una caja de tomate cuesta 24 dólares, les sale a 60 centavos de dólar la libra. A eso hay que sumarle el pago de la trasportación de la mercancía. Afirman que no pueden vender más barato, porque perderían.
El grueso de la producción agrícola de las provincias Artemisa y Mayabeque es destinada a los mercados agropecuarios de La Habana. De acuerdo al Anuario Estadístico 2014 elaborado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la producción reportada en ambas provincias fue 627.464 toneladas. La mayor parte de lo producido correspondió a las diferentes formas de cooperativas, los campesinos y los usufructuarios: 555.251,4 toneladas. Las restantes 72.212,6 toneladas fueron aportadas por las empresas agrícolas estatales.
En “Cuba dice”, deliberadamente silencian que las empresas agrícolas de Artemisa y Mayabeque fueron las que reportaron menores índices de producción.
Los precios de las mercancías que se comercializan en los mercados agropecuarios estatales son más asequibles, pero no alcanzan para cubrir las necesidades de la población, por lo que muchos se ven obligados a pagarlos a precios más altos en los mercados de oferta y demanda.
Talía González y Boris Fuentes brindaron informaciones que no concuerdan con la realidad. El campesino vende la malanga sacada del surco entre 12 y 16 centavos de dólar la libra. Las empresas agrícolas no producen malanga en cantidades suficientes para lograr que su precio baje. Los campesinos y los usufructuarios, que son los mayores productores de malanga, se la venden a intermediarios y revendedores. Ahí se inicia la escalada de los altos precios. Cuando el producto llega a la tarima, hay que pagar el triple o más de su precio original.
En El Trigal, cuando un camión llega repleto de mercancía, los intermediarios y revendedores los compran completos, y son ellos los que fijan los altos precios reinantes en la red de mercados agropecuarios de oferta y demanda.
Talía González y Boris Fuentes, que no se apartaron del guion entregado, concordaron con los criterios expresados recientemente por el vicepresidente José Ramón Machado Ventura, en la reunión efectuada en Guantánamo con dirigentes y productores agrícolas.
En dicha reunión, que fue reflejada en un trabajo de la periodista Haydée León titulado “Enderezar las rutas torcidas de acopio” y que apareció en el diario Juventud Rebelde del pasado 27 de febrero, Machado Ventura señaló la urgencia de contratar más del 85% de las producciones de todas las formas de producción de la agricultura.
De acuerdo a Machado Ventura, el problema de los altos precios en los mercados de oferta y demanda no es atribuible solamente a los intermediarios, sino también a ciertos sectores que tienen solvencia monetaria y pagan esos precios sin protestar.
Para lograr que los precios de los productos agrícolas bajen, las empresas de acopio abastecerán directamente 70 nuevos mercados agropecuarios estatales con precios rebajados. También se anunció que se trabaja para que en 120 Consejos Populares haya un mercado de este tipo, que según aseguran, es lo que garantizará la presencia de los productos a precios más bajos.
Pero todavía no se satisface la demanda de la población. Para ello, urge sembrar más y poner en producción los centenares de miles de hectáreas que están cubierta de hierbas y marabú.
Si la producción agrícola aumenta, a los sujetos que participan en la comercialización de los productos, no les quedará otra salida que bajar los precios.