Diario de Cuba.- “Dicen que van a repartir banderas norteamericanas para recibir a Barack Obama”, comenta un hombre hablando con un amigo en el Parque Central.
Aunque los cubanos no llevan su entusiasmo hasta el punto de pensar que la simple llegada del presidente de los Estados Unidos pueda cambiar la situación del país, sí hay expectativa, dada su popularidad en la Isla.
“Me encantaría poder verlo en persona, aunque sea de lejos”, dice Marel, estudiante de Medicina.
recibir al presidente norteamericano con banderas no es extraña para los habaneros. En realidad, la bandera norteamericana es omnipresente en las calles cubanas desde hace mucho tiempo en pullovers, licras, mochilas y hasta ambientadores para autos. Los choferes tienden a decorar sus carros con banderitas que pegan con ventosas al parabrisas.
“Las compré a un vendedor callejero en la Esquina de Tejas”, dice un chofer de taxis para turismo del Parque Central. “Cuestan cuatro CUC dos banderitas. Pero nunca he visto vender banderas americanas en ninguna tienda del Estado”.
A la dependienta del “Bazar revolucionario” de la calle Obispo le parece descabellado que en tiendas como esa se puedan vender banderas norteamericanas. Allí sí se venden banderas cubanas, boinas imitando a la del Che y pullovers con su foto.
“Obama puede venir todo lo que quiera, yo dudo que un día se vendan aquí esas banderas”, opina. “Se supone que somos amiguitos, pero no tanto”.
Aunque siempre se piensa que las personalidades que nos visitan pasen por el centro histórico de la ciudad, en la Habana Vieja no han escuchado nada de sobre una posible “bienvenida”.
“¿Banderas? A nosotros no nos han avisado de nada”, asegura una funcionaria del Poder Popular municipal. “Si Obama viene por aquí me imagino que se organizará un recibimiento, pero aquí no ha llegado ninguna indicación. No sé si lo harán por los centros de trabajo”.
“Si Obama viene por aquí será de sorpresa”, opina por su parte un trabajador del centro histórico. “O nos avisarán a última hora, supongo”.
Un bicitaxista que adorna su vehículo con banderas de México, Inglaterra y Canadá dice que “quisiera ponerle una americana también pero son muy difíciles de conseguir”.
“Hay gente que tiene banderas norteamericanas que les han mandado parientes o que han comprado en algún viaje fuera de Cuba. A lo mejor las sacan ahora que viene Obama. A la gente le encanta la ‘guara’ con los americanos”.
“No creo que al Gobierno le guste mucho la idea de que la gente salga para la calle con banderas americanas”, comenta Sady, artesana. “Siempre andan criticando por televisión a los que se ponen pullovers, gorras y esas cosas que mandan los familiares de Miami. Claro que esa crítica no ha impedido que la gente la siga usando y no creo que lo vaya a evitar”.
El 9 de marzo Granma publicó un editorial que debe funcionar como “lectura de cartilla” del Gobierno a los cubanos sobre el comportamiento durante la visita de Obama.
Aunque el artículo se titulaba “La visita a Cuba del presidente Barack Obama” en realidad era un compendio de las razones por las que se debe considerar a Cuba buenísima y a los Estados Unidos no tan amiguitos.
Incluyó el ya consabido discurso de que las privaciones que sufre el pueblo cubano son a causa del embargo (culpa de Washington) y la salud y educación gratuitas un privilegio (gracias a la Revolución).
“El presidente de los Estados Unidos será recibido por un pueblo revolucionario, con una profunda cultura política”, decía Granma.
Con ese editorial, el Gobierno cubrió su necesidad de recordarle al pueblo que no planea ceder un ápice, así que no hay que festejar demasiado al presidente norteamericano.
“Ya nos leyeron la cartilla”, opina Marel. “Después de eso, dudo mucho que a alguien le queden deseos de salir a recibirlo con una bandera que no sea la cubana”.