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KIRILo con su 3

El Patriarca de toda Rusia, ¿de verdad,KIRILo?, ¿es que no lo es Putin?, acaba de mandarle una cartita al «patriarca» de toda Cuba, Raúl Castro, donde no escatima palabras de elogios sobre su «franqueza y sinceridad, de su experiencia en la actividad que realiza, de su capacidad para emitir valoraciones objetivas de los procesos que se llevan a cabo en el mundo actual».
Me pregunto si entre esas valoraciones «objetivas» también están los múltiples asesinatos políticos de opositores, civiles, periodistas y críticos del verdadero patriarca de Rusia, Vladimir Putin, sobre los atropellos a los derechos de los ciudadanos que no comparten la política oficial del oligarca.
Casualmente, y por estos días, me acabo de leer el libro de memorias de la periodista rusa, Anna Politkovskaya, una de las mas potentes voces de denuncia sobre esos asesinatos selectivos que la administración rusa comete a todo lo largo y ancho de Rusia, ella misma una de sus víctimas.
El 7 de Octubre del 2007 la destacada periodista regresaba del mercado con sus compras y se aprestaba a subir en el elevador a su pequeño apartamento. Habia dejado parqueado su auto en la puerta de su edificio y subia llevando algunas pocas compras cuando fue baleada en el ascensor. Politkovskaya habia denunciado reiteradas veces las campañas de terror del propio Putin, la forma inescrupulosa que su administración y sus secuaces de la policia política ejecutaban con opositores y críticos, habia cruzado muchas marcas peligrosas, muchas denuncias sobre la actividad criminal en Chechenia de las tropas rusas al mando de los altos mandos del ejército, con órdenes directas del Kremlin. Como muchos otros que la periodista habia denunciado en sus escritos, la larga mano anónima ejecutora le alcanzó ese día, y su crimen nunca ha sido esclarecido… como era de suponer.
En su cuaderno de memorias, Politkosvkaya aborda la realidad del gobierno, la resquebrajada «democracia» rusa, y el establecimiento cómodo de una estandar político controlado por las mafias partidistas de «Rusia Unida» – partido de Putin –, todas dirigidas desde los despachos del verdadero patriarca. En ese cuaderno, página 124, Politkosvkaya apunta, y cito:

 “Putin ha dado instrucciones a la Iglesia ortodoxa rusa para dar cuerpo a lo que estaba hablando en su discurso ante la Asamblea Federal, sustituir la defensa «occidental» de los derechos humanos por la defensa «ortodoxa» de los derechos humanos en Rusia. Con el fin de demostrar su lealtad a las autoridades, y en cambio de que se hizo la principal religión del estado bajo Putin, la Iglesia ortodoxa rusa lo ha aceptado. El Metropolitano Kirill dio un discurso muy sentido sobre la necesidad de encontrar nuevos líderes para el movimiento de derechos humanos ‘que amen a nuestro país’. El parece no tener la menor idea de que ‘la búsqueda de nuevos líderes para el movimiento de los derechos humanos’ simplemente no es posible. O bien están ahí, generados por la propia vida, o no lo son.”

Las lealtades de las iglesias locales de Rusia y Cuba, como se puede ver, con sus respectivos oligarcas, se asemejan en esencia, políticas y acciones. ¿Coincidencia? No en balde las altas autoridades católicas cubanas ejercitaron su limpieza étnica-política con los opositores cubanos encarcelados por Castro. De la misma forma, como la misma periodista rusa lo denuncia, los jerarcas ortodoxos rusos se apresuraron a cumplir las ordenanzas del verdadero patriarca ruso, Putin.
Los dos, Castro y Putin, encontraron en las cabezas eclesiásticas de sus jerarcas locales, los instrumentos mansos y útiles para sus propósitos políticos. Y así, el encuentro entre KIRILo y el otro viejo Papa tenía que suceder en Cuba, bajo la bendición del olicarga de Rusia, Putin y del oligarca de Cuba, Castro.
Por eso no hay que sorprenderse de la cartita amorosa de KIRILo al patriarca caribeño, tradicional secundador de instrucciones rusas. Fue dictada desde el Kremlin y escrita con tinta de una ortodoxa iglesia de rodillas ante una mafia de criminales.
Bandidos, cuatreros y padres de sotana han estado más de una vez, en Cuba y en Rusia, entre la misma banda de ladrones. No nos queda ni para sorprendernos esta vez.

Nota: Aquí les dejo mi valoración del libro de Anna Politkovskaya: «Un Diario Ruso»

Written by jmartin

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