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Dos cementerios, una ciudad (I)

GUANTÁNAMO, Cuba (Cubanet).- Muchos aseguran que Cienfuegos, aunque no está entre las ciudades más grandes y pobladas de Cuba, sólo es superada en cuanto a belleza natural y arquitectónica por La Habana. La amplitud de sus calles y su trazado cuadricular unidos a su bahía, una de las más bellas y activas del país, con el paisaje del Escambray al este, constituyen elementos que la distinguen.

A la antigua colonia de Fernandina de Jagua también la distingue el estilo neoclásico de sus edificaciones.La zona del parque José Martí, centro fundacional de la ciudad, destaca por la magnificencia de las construcciones que lo rodean, entre las que sobresalen el antiguo colegio San Lorenzo, la Catedral, el antiguo Ayuntamiento, hoy la sede de la Asamblea Provincial del Poder Popular y el Teatro Tomás Terry.

Las obras mencionadas constituyen ejemplos cimeros de una pujanza económica que benefició a la ciudad desde los cuarenta años de su fundación y hasta 1959 y se extendió hasta el famoso Vedado habanero donde la sacarocracia cienfueguera dejó sus huellas.

En Cuba hay sólo cuatro cementerios que han sido declarados Monumentos Nacionales: el cementerio de Colón, en La Habana; el de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, el de Reina y el Tomás Acea, los dos últimos ubicados en Cienfuegos, algo que aporta otro elemento para su distinción entre las ciudades cubanas.

El cementerio de Reina

Ubicado en el barrio de Reina, al suroeste de la ciudad, su construcción se realizó entre 1836 y 1839 para sustituir a la primera necrópolis cienfueguera, fundada en 1820 en la zona de Cayo Loco. Al principio el cementerio de Reina era conocido como cementerio municipal, nombre que luego sustituyó por el actual.

Aunque perdió importancia luego de la construcción del cementerio Tomás Acea, todavía en él se realizan inhumaciones. Sus valores históricos y patrimoniales radican en que es el único cementerio de nichos verticales que ha sido conservado en el país pues el primero fue el de Espada, en La Habana, pero de éste sólo se conserva información documental.

El uso de nichos verticales era una práctica propia del siglo XIX que los cienfuegueros tomaron de Francia y que se caracteriza por el uso de tres hileras de nichos. En el caso del cementerio de Reina estos nichos conforman las paredes de su primer patio donde destacan sus lápidas, que hoy están consideradas como verdaderos tesoros del arte estatutario en bajo relieve, hechas de pizarra, hierro fundido y mármol. También se destacan las rejas de hierro por su calidad y terminado, las cuales delimitan tumbas y panteones y a ellas se unen las admirables estatuas de mármol de la necrópolis entre las que destaca la de “La bella durmiente”, considerada una copia de otra que se encuentra en el cementerio de Stagueno, Italia.

Los nichos más antiguos que se conservan en el lugar son los de Andrés Dorticós Casseau (1843) y el de Juan Vives (1845), quienes estuvieron entre los primeros pobladores de la colonia.

También se hallan en este lugar los restos de insignes patriotas de nuestras gestas independentistas, entre ellos el General de Brigada Henry Reeve, El Inglesito, los del comandante José Manuel Cepero Abreu y los del General Higinio Esquerra.

Declarado Monumento Nacional en 1986, el cementerio de Reina está necesitado de una urgente atención pues a la inexorable acción del tiempo se unen las acciones delictivas que han provocado evidentes daños a la necrópolis.

Written by CubaNet

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