El pasado 8 de marzo fue liberado el Parque del Cristo, nombre asumido, al parecer, por la colindancia con la “Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje”, y que se ubica entre las calles Bernaza y Villegas, en la Habana Vieja.
Y digo liberado, porque después de 2 ó 3 años de tapiado, mientras se le realizaban labores de recuperación constructiva, se han retirado las láminas de metal que limitaban el tránsito peatonal, común en esa zona.
Transitar por el Parque siempre te ahorra unos metros de camino, además de proporcionar al viajero un descanso, a los niños un lugar para jugar, a los mayores uno de encuentro y un espacio más o menos placentero comparado con la vorágine habitual en las cuatro calles de este barrio que se implican con el lugar.
Hasta el día anterior se mantenía aquel encierro, que en algún momento se nos hizo natural más que familiar, porque además de extrañar al Parque, muchos odiábamos el polvo constante y todo lo que se circunscribía al tránsito de autos, bicitaxis, peatones, carretoneros y vendedores ambulantes, actividades que se realizaban a la vez por una calle con unos cuantos centímetros de polvo y una esquina llena de baches, donde frecuentemente estabas proclive a tropezar y hacerte daño por lo abarrotada que siempre están ambas.
Realmente al momento del cierre, el Parque ya no era un lugar tan deleitable como debió ser en tiempos de menos precariedad y prisas, pues sus espacios verdes mostraban la huella de los paseantes de ida o regreso de sus labores, quienes por acortar pasos habían creado nuevos senderos de tierra para el cruce, a lo que se agregaba una notoria falta de cuidado (como el propio barrio, en general), acrecentado por el abuso poblacional.
Ahora, el se ha rediseñado, y los espacios para el cruce peatonal son mayores en detrimento del área blanda (tierra, hierba y árboles), actualmente ocupada por las losas que se extienden por gran parte de aquella área. Hay más bancos disponibles para sentarse. Y se mantienen algunos árboles mayores, mientras otros ya no están -me testimonian-, y hay otros recién plantados que. Parentemente, aún no se adaptan al nuevo ambiente.
Además de los nuevos bancos de maderas, se ubicaron mesas con sus respectivos bancos de concreto, las que tienen tableros de ajedrez en sus superficies, gracias a la intervención del Proyecto Barrio Habana, además de un tablero de losas hecho en el mismo piso del Parque.
A mi paso por el lugar, aún estaban presentes también jóvenes del Proyecto La Casa del Árbol interactuando con los asistentes al Parque con una guitarra bajo y una batería, con los que permitían a los niños que lo solicitaban, ejercer unos cuantos toques en esta última.
Y el Proyecto Comunitario Barrio Habana, promoviendo el juego del ajedrez con un tablero gigante, sobre el que me ilustraba Pavel García, miembro del mismo, que tuvieron una labor importante en este Parque junto a las autoridades de la localidad, y que ellos tienen la intención, en general, de tomar lo que existe en el barrio o, en algunos casos, espacios resignificados por este, para devolverlos como herramientas en busca de una mejor socialización, cambiar la realidad y unir a la gente, lo que también pretenden con una gestión comunitaria de atención a la niñez y a los adultos mayores.
Según me participaban estos mismos jóvenes, la inauguración se realizó a eso de las 10 de la mañana, con la presencia de autoridades locales.
Comentan los vecinos del lugar que desde su cierre habían pasado varias cuadrillas o brigadas de trabajo con el fin de terminar su recuperación, pero que la última fue la que solo en seis meses había culminado la obra, aunque se terminó hace tres, y ahora es que se inaugura.
Alegan que faltan farolas (alumbrado) y que a pesar de la pipa de agua que vertieron en el Parque para limpiarlo, aún en sus casas el polvo y el terrero persisten, pues la calle sigue empolvada de cemento y restos, y que muchos de ellos tienen que dejar las ventanas y puertas cerradas, porque además no poseen una disponibilidad de agua suficiente para dedicarlo a la limpieza que esto requiere.
Y agregan, que en estos tres días el Parque se ha mantenido lleno durante el día, la noche y la madrugada –al parecer la gente lo celebra.
Además del Parque significar uno de los accesos a la “Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje”, en él se ubica la Escuela Secundaria “Jorge Arturo Vilaboy Viñas”, por lo que la concurrencia es diversa, con gran presencia adolescente, según horarios en el día.
Allí también se encuentra ubicado un monumento en homenaje a “Plácido”, Gabriel de la Concepción Valdés, famoso poeta asesinado por el poder colonial español en 1844, por sus ideas independentistas y su implicación en la Conspiración de la Escalera, que por el momento muestra una limpieza impecable.
Ahora habrá que esperar a que la calidad de lo realizado, la guarda y cuidado del Parque del Cristo, además de una atención a reeducar, puedan mantener su buen estado de conservación y no se convierta en un paso adelante para dar dos hacia atrás, después que este barrio ha esperado tanto tiempo por su devolución.
Nota: Al retirarme del lugar ya estaban quitando las cabillas que se aprecian en las fotos.
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