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‘El Deseo’, más que teatro erótico

Sala Hubert de Blanck en La Habana. (HABANARTE)
Sala Hubert de Blanck en La Habana. (HABANARTE)

Diario de Cuba La compañía teatral Hubert de Blanck, dirigida por Orieta Medina, repone la versión de la obra erótica El deseo, escrita por el dramaturgo mexicano Hugo Rascón Banda. En esta ocasión, la dirección artística está en manos de la también actriz María Elena Soteras, quien se encarga con esta puesta de asumir un experimento humano cargado de reflexión.

Si vamos a hablar de una pareja, debemos explorar todos los puntos de vista que los han unido, pero aquí —y como sucede casi siempre en la vida real— se parte del deseo, un sentimiento que aflora y hace que la atracción entre dos personas produzca un chispa que envuelve los cuerpos y que del mismo modo los desgarra. Consecuencias devastadoras del nacimiento y muerte del amor.

Susan tiene 40 años, es una profesional norteamericana de clase media, viuda, que contrata a Víctor, un colombiano de 25 años, como su chófer permanente en uno de sus viajes a Cartagena de Indias. El joven aprovechará la oportunidad para cambiar su estatus y marcharse a los Estados Unidos, mientras que ella saldrá de su ostracismo y hallará de nuevo el amor.

Las circunstancias acercan a estos desconocidos en una pasión inmediata, que luego se irá degradando, y surgirán choques emocionales. Los polos opuestos se atraen, pero las idiosincrasias son diferentes, el gusto por la música, por las comidas, hasta por la forma de asumir la familia, hace que entablen una lucha feroz por moldear al otro.

Se retrata a la ciudad de New York, abundan temas controversiales como la migración, la soledad en las sociedades modernas, el desapego a la familia, el divorcio y la separación de bienes en el matrimonio.

El montaje, implica acciones corporales perpetuas; los protagonistas se integran a una coreografía: bailan tango, danza erótica por excelencia, que simboliza el deseo recíproco. Interpretan la vida: leen, hacen ejercicios, manejan, conversan, hacen el amor.

Es esta una tragedia actual, permeada de los sentimientos y defectos humanos, tales como la mentira, el egoísmo, la indiferencia, la crueldad, la humillación, el dolor y el arrepentimiento. Las etapas del amor están muy bien tratadas por los actores Laura Delgado y Jansel Lestegas, que expresan las emociones con disímiles matices.

Por su parte, la escenografía es minimalista: una mesa, sillas, una sombrera y dos banquetas y celulares. Hay sobriedad en el vestuario (negro), y el diseño de luces resulta interesante y destaca la fuerza dramática de los protagonistas. La propuesta musical va desde el jazz a la cumbia.

Sea, pues, bienvenida esta lección sobre el deseo y sus secuelas.

Written by @diariodecuba

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