Un oficio tan viejo como la escasez

LA HABANA, Cuba (Cubanet).- El viejo oficio de la carpintería ha evolucionado gracias a las nuevas técnicas, herramientas y materiales que el desarrollo y la tecnología proporcionan a los que practican ese oficio. Sin embargo, en Cuba los carpinteros tienen que seguir apegados a las viejas costumbres, trabajando con herramientas y materiales tradicionales que, la mayoría de las veces, son resultado de la creatividad individual y el reciclaje impuesto por la necesidad.

Eliodoro Nemesio Pérez Mujica, de 77 años, es un obrero retirado que laboraba en la Dirección Provincial del MINAZ (Ministerio del Azúcar) atendiendo la producción cañera del sector campesino.

Cuenta Pérez Mujica que “después de mi retiro comencé a dedicarme a la reparación de muebles de uso”. No tenía mucho conocimiento, dice, “pero me gusta la carpintería, y poco a poco le fui cogiendo el golpe”.

“En Cuba, lo que unos desperdician lo aprovechan otros. Los basureros están llenos de muebles viejos y otros desechos de madera de los que yo me sirvo como materia prima para las reparaciones; y como hay muchas personas que tienen tanta necesidad de reparar sus muebles, pues yo siempre tengo trabajo”, explica Eliodoro.

Arsenio De la Cruz Teope, otro de los entrevistados, es un plomero multioficio de 52 años que labora como carpintero en una Unidad de la Empresa de Servicios Necrológicos, ubicada en Calle A 58, entre Martínez y Alma, Lawton, municipio 10 de Octubre, La Habana.

De la Cruz refiere que “la carpintería es uno de los tantos oficios que he aprendido para ganarme la vida. Siempre tienes clientes. Figúrate tú que después que autorizaron el cuentapropismo desactivaron la Empresa de Servicios a la Población, que era la única entidad que ofrecía a la gente la posibilidad de reparar sus muebles y otras necesidades domésticas”.

En otra de las entrevistas realizadas conversamos con Yosvani Zequeira Peñalver, un carpintero de 42 años con más de 10 de experiencia en el oficio, quien tiene su taller particular en Calle Primelles, municipio Cerro.

Zequeira Peñalver se dedica a la confección de marcos de puertas, puertas y ventanas para viviendas, bajo mesetas, estantes de cocina y otros. Según su testimonio, “este tipo de trabajo tiene mucha demanda, porque aquí (en Cuba) casi todo el mundo está construyendo o arreglando su vivienda, y como el estado no tiene centros laborales que les ofrezca a la población este tipo de servicio, pues la gente tiene que acudir a nosotros los particulares”.

El carpintero de 42 años cuenta que “la situación de los materiales se pone a veces muy difícil. El pie (cúbico) de Cedro, que es la madera más demandada, cuesta alrededor de 25 pesos Moneda Nacional, y un palo de pino de 4×4 pulgadas de ancho por 3 metros de largo cuesta entre 80 y 100 pesos MN, unos 5 o 6 dólares. Los clientes siempre piden que la madera sea nueva, lo que hace que todo sea más difícil para nosotros y los propios clientes, pues el trabajo se encarece”.

Aunque el punto más neurálgico del problema, de los que se emplean en este oficio, es el relacionado con las herramientas. Todos los entrevistados coincidieron en que “en las tiendas en divisa venden muchas herramientas; pero, además de que la calidad no es buena, el precio es impagable”.

Y las herramientas más demandadas por los profesionales, que son las llamadas “de antes” (de 1959), de facturación norteamericana, española y alemana, además de su alto costo, son muy difíciles de encontrar.

Sin embargo, el cubano siempre se las ingenia para hallar una solución a sus necesidades, y Cuba es un país con un alto grado de deterioro urbanístico, donde en muchas zonas muestra el aspecto de un territorio bombardeado. Y esos son, precisamente, los lugares donde el reciclaje ofrece a los más creativos la posibilidad de seguir sobreviviendo honradamente.