La llegada del presidente de Estados Unidos a la isla lo revolucionó todo: semanas antes cientos de personas trabajaron en la capital para dejar todo listo; periodistas de todo el mundo llegaron a Cuba para cubrir lo que es una visita histórica; el pueblo entero se preparó para ser centro de atención mundial por 48 horas seguidas.
Y los pequeños comercios también debieron estar listos para recibir a los cientos de personas que llegaron junto a Barack Obama y su familia.
Anoche, el protagonismo se lo robó una antigua casona habanera transformada en un lujoso “paladar”, nombre que reciben los restaurantes de gestión particular o “por cuenta propia”. Allí llegó el mandatario estadounidense para disfrutar de una típica comida local.
La antigua vivienda devenida en pequeño restaurante está ubicada la calle San Rafael, entre Lealtad y Campanario, en el corazón de Centro Habana; y lleva el nombre de “San Cristóbal”, el nombre de su inspirador y del santo patrono de La Habana, a quien se rinde tributo los 16 de noviembre.
El lugar data de 1940 y está repleto de artículos de decoración que sin dudas marcan su estilo: amistoso, abundante, autóctono, duradero y bien cubano.
Quien está a cargo de los exquisitos platos que se sirven, de acuerdo a la fama que tiene en la isla y a los comensales que esperan días para conseguir mesa, es Carlos Cristóbal Márquez Valdés, de acuerdo a una información publicada por el sitio Caribbean News Digital.
En su cocina, Márquez Valdés se luce con entradas a base de salmón con caviar, berenjenas rellenas, tablas de quesos, tortilla española, ceviche de pescado, salpicón de mariscos, rabo encendido y un plato que combina pollo, ternera y pescado; como también brochetas de jamón, pollo o carne de cerdo, la langosta termidor o esos caldos de los dioses de frijoles negros o de champiñones.
Publicado en La Nacion