in

Obama y las calendas habaneras

Obama y su familia, en La Habana. (UNIONRADIO.NET)
Obama y su familia, en La Habana. (UNIONRADIO.NET)
Obama y su familia, en La Habana. (UNIONRADIO.NET)
Obama y su familia, en La Habana. (UNIONRADIO.NET)

Imaginen la escena: a punto de terminar su segundo mandato, en marzo de 1987, el presidente de los Estados Unidos de América, Ronald Reagan, llega al aeropuerto de Santiago de Chile para visitar oficialmente ese país hermano y entrevistarse con el general Augusto Pinochet.

El Sr. Reagan sabe que el régimen chileno mantiene a centenares de ciudadanos encarcelados por motivos políticos (¡14 años después del asalto al poder!), que censura la prensa, reprime a la oposición y no permite que los partidos políticos actúen públicamente ni voten en elecciones libres. Sabe también que miles de chilenos han abandonado el país en busca de libertad y, de paso, con ánimo de mejorar su situación económica.

Al bajar del avión, el mandatario estadounidense se acerca a los periodistas reunidos en la terminal aérea y declara: “Sé que todavía hay muchos aspectos de esta realidad en los que el general Pinochet y yo estamos en desacuerdo. Pero confío que, con el desarrollo de los lazos comerciales y culturales entre los dos países, mejorará la situación de los derechos humanos en Chile y el régimen evolucionará hacia la libertad y la democracia”.

Imaginen ahora cuál habría sido la reacción de la prensa internacional y las cancillerías de todo el planeta, si esa visita se hubiera producido.

Pues bien, eso es lo que, mutatis mutandi, está haciendo el presidente Barack Obama durante su visita de estos días a La Habana. Con la gran diferencia de que su viaje, en vez de acarrearle la crítica y la condena del mundo entero, se realiza en medio del elogio casi universal y la beata admiración de la prensa “progresista”.

Lo peor del asunto no es que el Sr. Obama legitime con su presencia a un régimen que ha asesinado a miles de personas, mantiene en sus cárceles a centenares de presos políticos (sí, ¡57 años después del asalto al poder!), prohíbe los partidos políticos y reprime a los opositores, monopoliza los medios de comunicación, genera millares de balseros y tiene enquistadas en la Constitución y el Código Penal múltiples violaciones de derechos humanos, que de esa manera puede perpetrar “legalmente”.

Lo peor es que el presidente de los Estados Unidos de América ha renunciado públicamente a los instrumentos que le hubieran permitido presionar al régimen cubano en favor de una transformación de sentido liberal y democrático, y se apunta a la evolución paulatina de la economía y la cultura de la Isla como fuentes de “empoderamiento” de la sociedad civil. O sea, que tras impugnar el medio siglo de inmovilismo que, según él, ha prevalecido en Washington con respecto a Cuba, el Sr. Obama inaugura una nueva estrategia basada…  en el largo plazo. Solo que, como solía señalar John Maynard Keynes, a largo plazo, todos calvos. “In the long run, we are all dead“.

El desarrollo económico y la prosperidad son quizá condiciones necesarias para el surgimiento de una democracia liberal, pero no son suficientes. La experiencia de algunos países asiáticos  demuestra que una sociedad dinámica y próspera bien puede medrar bajo un gobierno post totalitario. El monopolio del poder político, la carencia de derechos y el control policial que asfixian a la población en China no han sido incompatibles con el rápido crecimiento de la economía y la consiguiente elevación del nivel de vida.

Habida cuenta de la endeblez de la sociedad civil cubana, el ínfimo nivel de vida que padece y la poca disposición de la jerarquía castrista a cambiar un sistema que, pese a sus muchos fracasos, ha sido sumamente eficaz en la tarea de conservar el poder y aplastar a la oposición, la estrategia del Sr. Obama y sus asesores les ofrece a los cubanos 20 años más de castrismo descafeinado y remite la democratización  de la Isla a las calendas habaneras. Que como todo el mundo sabe, son aún más inexistentes que las griegas.


Miguel Sales Figueroa preside la Unión Liberal Cubana y es vicepresidente de la Internacional Liberal.

Publicado en Diario de Cuba

Written by @diariodecuba

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Barack Obama se reunirá con Raúl Castro en su segundo día de visita a Cuba

Kerry se reunirá con los negociadores de paz colombianos en Cuba