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El Latino fue para los “fieles”

Dispositivo policial alrededor del Estadio Latinoamericano (foto del autor)
Dispositivo policial alrededor del Estadio Latinoamericano (foto del autor)

LA HABANA, Cuba (Cubanet).- La tarde anterior a la celebración del juego de béisbol entre la selección nacional cubana y el equipo de Grandes Ligas Tampa Bay, la frustración reinaba entre los aficionados de la peña beisbolera del Parque Central de La Habana.

Un hombre de mediana edad expresó el sentir de los peñistas: “No es justo que la entrada al estadio sea por invitación. Porque todo el mundo sabe que esas invitaciones serán para un personal escogido por el gobierno. Gentes que en su mayoría no van nunca al estadio, y no saben mucho de pelota. Y nosotros, que vivimos para el béisbol y no nos perdemos ni un juego en el Latinoamericano, no podemos ahora ver personalmente al Tampa Bay”.

Y un joven ahondaba en el resentimiento: “Nos dijeron que iban a traer 15 invitaciones para los miembros de la peña, pero al final resultamos engañados. Deberíamos hacer una huelga y no ir más al Latino a ver los juegos de la Serie Nacional”.

El público escogido para asistir a este juego recibió condiciones preferenciales de transportación, y así eludir los problemas con el transporte público que padece La Habana, incrementados por estos días con motivo de la visita del presidente Barack Obama. La calzada de Infanta, una de las principales arterias de los alrededores del Latinoamericano, sirvió de parqueo para más de un centenar de ómnibus que, después de traer a los asistentes, aguardaban por la terminación del juego para llevar a esas personas de regreso a sus hogares.

Mientras tanto, un cordón policial formado a una cuadra de distancia del estadio, chequeaba las credenciales de las personas invitadas, e impedía el paso de cualquier ciudadano que no portara ese documento.

El desafío beisbolero comenzó después de la hora señalada debido a la tardía llegada de Obama, Raúl Castro y sus respectivas comitivas, quienes únicamente presenciaron los dos primeros innings del juego. Por cierto, las cámaras de televisión hicieron énfasis en la figura de Alejandro Castro Espín, convertido ya, a todas luces, en un hombre importante dentro de la nomenclatura raulista desde su posición de asesor de la fantasmagórica Comisión de Defensa y Seguridad Nacional.

El Latinoamericano fue objeto de un arduo trabajo de remozamiento durante los días previos a este enfrentamiento. Sin embargo, los que no fuimos invitados a esta presentación del Tampa Bay tendremos que esperar a que se reanude la Serie Nacional para apreciar si el techo de la instalación —que estaba destartalado— se pudo reparar, y si las gradas ofrecen en lo adelante un mayor confort a los aficionados.

En cuanto al juego en sí, comenzó con una temprana ventaja del Tampa Bay, y el dominio del zurdo Matt Moore sobre los bateadores cubanos, al extremo que no le anotaron carreras en sus cinco innings de labor. Esa ventaja se transformó en victoria al final del desafío.

Sin dudas, este juego debe despertar aún más el interés de peloteros y aficionados cubanos por estar al tanto de las Grandes Ligas, donde se juega el mejor béisbol del mundo.

Written by CubaNet

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