Primavera Digital La visita del presidente estadounidense Barack H. Obama ha dejado en el pueblo de Cuba muy diversas sensaciones y apreciaciones. La primera ha sido una demostración espontanea de admiración y simpatía por el mandatario estadounidense, otra fue, un consenso que evidencia que el general presidente y heredero del poder absoluto, no está a la altura de sus responsabilidades.
Llamó la atención de todos, (de forma muy negativa) la forma grosera en que Raúl Castro trató a los periodistas que participaron en la conferencia de prensa compartida con el mandatario estadounidense.
Cuando le hicieron preguntas que consideró incisivas sobre las violaciones a los derechos humanos. Se comportó como lo haría el jefe de una banda de gánsteres. Lo cierto es que la actuación del jefe del Cartel Totalitario Castrista cubano, fue desastrosa y muy deslucida. Parecía tener problemas hasta para leer y comprender lo que alguien le dictaba con los audífonos. Alguien deberá sustituirlo y todo parece indicar que la sucesión que se impondrá al pueblo de Cuba será dinástica y dictada desde la actual familia gobernante.
La visita del mandatario estadounidense ha puesto sobre el tapete la inquietante sospecha de que la nación está siendo gobernada por un grupo que actúa a la sombra del poder, quizás estrechamente vinculado con la momia de Punto Cero.
Raúl Castro quedó muy por debajo de las expectativas normales, en términos de lo que debe ser y proyectar un jefe de estado. Entonces, si la visita del presidente estadounidense Barack Obama hubiera tenido como único aporte exponer como ha quedado expuesta la incompetencia del presidente heredero Raúl Castro, esto por si solo le anota un punto a su favor que es decir, un punto para el pueblo de Cuba.