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El museo del Che, en un mercado de pulgas

Símbolos: diversos tópicos refieren a la legendaria figura de Guevara. (Silvana Boemo)|clarin.com
Símbolos: diversos tópicos refieren a la legendaria figura de Guevara. (Silvana Boemo)|clarin.com
Símbolos: diversos tópicos refieren a la legendaria figura de Guevara. (Silvana Boemo)|clarin.com

Es un local raro que queda en Caballito y atesora objetos, escritos y fotos del argentino, símbolo de la Revolución Cubana

clarin.com.- Se lo conoce como el Primer Museo Sudamericano en homenaje y memoria a Ernesto “Che” Guevara, pero en realidad —a primera vista, y a segunda también— es un mercado de pulgas con fotografías, numismática, filatelia, esculturas varias, revistas, discos, todo mezclado con memorabilia del Comandante. A cargo del espacio se encuentra Eladio “Toto” González. ¿Por qué lo llaman museo, Eladio? “Porque los museos modernos son así”, responde.

Cuando uno se presenta como periodista, está todo bien; cuando uno especifica el medio para el que trabaja, está todo mal. Mal al estilo Eladio, que se muestra admirable, frondoso en su retórica y dueño de una honradez natural. “Somos más papistas que nuestro admirable Francisco. Hubiera sido hermoso ver en letras de molde la entrevista, pero escribió Fidel, nos escribió Fidel. A vos, a mí y a la Humanidad (…) Los compañeros de nuestro museo, en asamblea de emergencia, decidimos por absoluta mayoría no darle la entrevista solicitada al Multimedios Clarín, que obedece, depende o lo que vos quieras del gran amo del Norte…”

Esta es la versión breve de una kilométrica explicación que nos llega vía mail.

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El museo está oculto tras una plaga de organismos antiguos que no dejan espacio para casi nada. Huellas del pasado indican la entrada con estatuitas bronceadas que se ven aquí y allá. Luego de identificarnos, se le ruega a una persona –que por supuesto no es Eladio– si sería tan amable de hacernos de guía en off, y ella (la persona) acepta con la condición de no figurar ni en los créditos. Cacharros, muñecos, revistas, vinilos, repuestos de cualquier cosa. La Persona pregunta en voz alta dónde está el picaporte de la casa del Che en Rosario. ¿Pensará mostrarnos esa clase de hallazgos?

Casi en la puerta hay una estatua del Che tamaño hiperrealista. Un poco lejos de la épica, este Guevara de habano entre los dientes parece observar un horizonte de lámparas muy lindas que valen alrededor de 400 pesos. Todo se vende menos la memorabilia alusiva al Che. Persona nos explica que lo que está en la vitrina es parte de una colección que supo funcionar como “museo-museo” frente a la cancha de Ferro. Eso ocurrió hasta el 2001 y cerró como cerraba todo por la crisis. Hay fotos valiosas, como una donde se ve a Alberto Granado, el amigo de los diarios de viaje junto al Che. Hay un par de charreteras cosidas a mano de una de las columnas revolucionarias. Un cartel manuscrito anuncia que sí se venden copias del intercambio epistolar entre Ernesto Sabato y el Che. El cartel dice “Imperdible” así que vas a la caja y lo comprás a cinco pesos.

 La carta de Sabato está fechada en febrero de 1960. “La revolución cubana fue saludada con alborozo por la oligarquía”, escribió Sabato. “Veía en ella la continuación o equivalente de la Revolución de 1955 contra el peronismo. El uso abstracto y equívoco de palabras como ‘libertad’ o ‘tiranía’ dio este resultado paradojal (…) como consecuencia del hecho, la inmensa mayoría del pueblo trabajador tomó posición contra ustedes. Puede leerse en barrios obreros del Gran Buenos Aires carteles que dicen ‘Viva Perón, muera Fidel Castro’.”

El guía en off explica que hay un montón de material archivado en cajas y sótanos. “Esto es sólo una muestra permanente de lo que tenemos. ¿Si viene gente? De todo el mundo viene porque en la Capital Federal no hay otro lugar que fije testimonio del Che”.

En una entrevista gráfica de un colega que tuvo la fortuna de conversar con Eladio “Toto” González se relativiza, con cariño, la importancia del llamado museo: “La razón de una visita es el Toto mismo, quien cree que el Che fue un hombre lleno de amor y que el mundo está lleno de Ches”. En la vitrina hay una especie de Matchbox cubano con la réplica de La Poderosa, la moto de viaje del Che con su amigo Granado. “Hecha en Cuba”, se lee. Hay pins que deben tener historia, pero que escapan al detalle por falta de Eladio. También está la última foto del Che con su madre. Se nos informa que Eladio sabe dar charlas donde cuenta vida y obra del Comandante. “Nunca cobramos entrada ni nada. Esta es una colección privada que ponemos a disposición de la gente. Jamás comerciamos con la figura del Che”.

Casi toda la gente que entra al local un miércoles cualquiera pasa directamente al fondo. ¿Qué pasará allá atrás? “Nada. Hay una fotocopiadora. Este es un negocio familiar con anticuario y otras cosas”, explica Persona desde el museo de pomposa denominación ubicado en Rojas 129, Primera Junta. Es cierto: el lugar quizá puede resultar un poco decepcionante para quien alguna vez haya hecho un Wikipedia del personaje. No así para aquellos fans que convirtieron al Che en remera.

Written by @norismarnavas

Productora de contenido en Cubanos por el Mundo. Locutora certificada. Profesora universitaria. Investigadora

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