(El Nuevo Herald).- El asesinato de dos adolescentes – a sólo unas pocas millas de distancia – tuvieron distinto desenlace el miércoles: Mientras una familia pedía justicia durante una vigilia, la otra podía tomar consuelo que la policía había realizado un arresto.
Roderick Sweeting, de 17 años y Osmand Falls, de 16, murieron baleados el martes. Roderick fue abatido a tiros a las 4:00 p.m., de camino a su casa desde la escuela mientras usaba auriculares y escuchaba música. Osmand murió dos horas después en la Pequeña Habana mientras estaba parado en una esquina charlando con un grupo de amigos.
El miércoles, a menos de 24 horas después de la muerte de Osmand, la policía de Miami arrestó a Jorge Roberto Franco de 15 años, miembro de una banda conocida y lo acusó de asesinato en segundo grado con un arma mortal.
Se dijo que los dos tuvieron una discusión en Henderson Park, delante de una iglesia en la Avenida 10 y la calle 1 del noroeste, y que Franco volvió, se acercó a Falls, le disparó varias veces y huyó.
La policía dijo que los testigos identificaron a Franco como el tirador.
El jefe de policía de Miami Rodolfo Llanes publicó un video después del tiroteo implorando a los padres a vigilar a sus hijos en el uso de las redes sociales.