PanamPost.- A lo largo de la semana, se hizo viral el vídeo de un grupo de balseros cubanos en el que puede observarse su llegada a tierra firme norteamericana.
Las emociones y sensaciones que se observan en aquella proyección, resultan casi indescriptibles.
Hombres, mujeres y niños en un bote que lleva por consigna “Dios con nosotros”. Los cubanos, antes de tocar tierra firme, estallan de felicidad entre sonrisas, sobresaltos y emoción.
Sin embargo, el momento más conmovedor es cuando este grupo de cubanos se baja de la balsa y comienza a caminar hasta llegar a la arena norteamericana. Algunos caen de rodillas en la arena, otros la besan, otros se abrazan entre sí y otros lloran después de un largo viaje a través de las aguas, que tuvo sus comienzos en la supervivencia en la isla de Cuba.
Este vídeo, inevitablemente, recuerda al escape de miles de alemanes orientales hacia la Alemania Occidental, donde atravesar los controles fronterizos hacia Occidente era cuestión de vida o muerte, tal como sucede en Cuba desde que se instauró la revolución.
La gente quiere salir, la gente se quiere ir, y la búsqueda de tierras más libres no se detiene aunque el obstáculo sea un muro de cemento, o un mar repleto de peligros y tiburones.
Las personas se han fugado a pesar de los peligros que ello conlleva, y esto quiere decir que, muchos de ellos, prefieren morir antes que continuar sobreviviendo en la miseria opresiva de los Gobiernos totalitarios.
Planificación central, violación de las libertades civiles, ausencia de mercados, avasallamiento a la propiedad privada, persecución política y monopolio de un partido político. Estos son algunos de los postulados que rigen sobre la vida diaria de los cubanos, y que otrora regían tanto en la Alemania Oriental como en la Unión Soviética y otros tantos laboratorios del fallido experimento comunista.
Desde 1902 y hasta el arribo de los Castro al poder, la isla supo ser receptora de miles de trabajadores de todo el mundo. Sin embargo, a partir de la famosa revolución, el proceso quedó invertido. Literalmente, millones de cubanos han buscado vías de escape para salir de la isla ante la persecución y la prohibición estatal.
La realidad demuestra que nadie cuerdo, absolutamente nadie, tiene a Cuba como destino final en el momento de buscar un país para migrar, donde establecer una empresa, donde tener un hogar, donde invertir, o un país para criar a sus hijos, lo mismo comenzó a suceder en Venezuela desde el arribo del chavismo.
La realidad nos demuestra, una y otra vez, que estos sistemas proteccionistas jamás generan, en términos económicos, algún tipo de “protección” a la industria o a la economía nacional, sino que, paradójicamente, la destruyen. En el mismo sentido, tampoco brindan “protección” a las libertades civiles, debido a que llevan consigo una larga lista de presos políticos, y cuentan con partidos políticos monopólicos que ejercen la violencia y la imposición.
Hemos visto la visita de Obama a la isla, las “reformas” que han impulsado los Castro desde el poder, sin embargo, ¿corresponde hablar de cambios en Cuba cuando todavía existen presos políticos? ¿Podemos hablar de cambios si los cubanos no tienen la libertad de elegir por ellos mismos?
Ni el socialismo, ni las expropiaciones, ni la emisión monetaria, ni el gasto público, ni la planificación central, ni la eliminación de periódicos, ni la detención de presos políticos son la solución a la pobreza que tanto “buscan remediar” los mandatarios estatistas.
