Aquí en el cumpleaños se canta y se celebra, se prende una velita y se come en cajita. Hoy no sé si sea bueno un verso o una prosa pero voy a contarte de mí Habana con ayuda de otros que alguna vez le cantaron.
Quien le respira y le mira deja marcada su retina con una mezcla que emborracha como diría Fito: no necesito nada hoy, solo embriagarme en tu ron y así perder la razón para abrasarte otra noche.
Repleta está de imágenes inolvidables habana, hermosa habana, lindo sigue siendo tu Prado, linda algunas de tus calles y bello es tu mar dijeron una vez los Zafiros. Pero llena está de secretos que solo a quienes la habitamos revela, cual privilegio. No cabe en un diccionario y para entenderla hay que ser de esa gente valiente que al día siguiente de sudar su calor, deja sábanas blancas colgadas en los balcones.
Paradójica y complicada, una botella y se formó la fiesta, una lata y ya nació la orquesta. Sin vanidades ni protocolos, somos sencillos y un poquito locos. Quizás por eso criticados, porque a veces aquí parece extinguirse el ser humano cuando un cubano por divisa pisa otro cubano. Pero les aseguro que hay mucha gente valiosa y con principios en cualquier esquina. Pero así es La Habana, humanamente compleja, como la describieron algunos Aldeanos de a pie. Cuanto tiempo paso desde que Van Van señalara q la habana tiene ganas de que se pongan pa ella. La Habana, sí que sí, quiere ser la capital más bella de América Latina. Vaya tarea a conseguir cuando casi ayer fue que consiguió por wai y por fai conectarse al cibermundo al precio del Titanic y a la velocidad de su lanchita de Regla.
Y es hoy que se hace el esfuerzo por comenzar a vestirla de lo mejor y más coqueta que una flor abra sus puerta y ventanas. Dicen que en espera de un señor, mitad azúcar, mitad sol con un clavel en la solapa. ¿Llegará?
Un estrechón de manos y entonces se hace de nuevo moda, ciudad repartera, miky, retro y atrevida. Una nena que despierta eufórica en medio de una guerra psicológica que paga con Camilo y cobra con Washington. La ciudad del swing donde nunca se duerme, donde se une la noche con el día. Donde se baila hasta que se amanece. La misma que a Varela no le alcanzó una canción, para devolverle todo lo que “el tiempo” le quito.
Curiosos que oyen de su magia cruzan mares para admirar El Morro, cual pezón exitado parece entregarnos su bahía de seno. Mientras quienes de ese seno se alimentaron se alejan de ese mismo mar o sorteando peligros para extrañarle siempre. Reconociendo que si la vida los desterrara a un rincón de la tierra morirían de amor y de ganas, de andar sus calles, sus barrios y sus lugares.
Habana de gente linda y hospitalaria, de criollitas que desfilan cuerpazos y mangos callejeros dotados de un idioma diferente y endémico. Orishas, Vírgenes, Jineteras, Internacionalistas, juventud soñadora y multitud que trabaja: ajiaco sin par que la vuelven señora de conquistadores y gente noble. De la Virgen del Camino a nuevo Vedado residencial, lugares vecinos, fuertes como los adoquines de su catedral, desde donde cada mañana, en alguna parte me vuelvo de su sangre y encaramado en un P1 recorro las arterias que la hacen una ciudad incomparable. Y ese malecón donde golpea fuerte el mar sobre el extenso muro que se repleta con todos, como el mejor centro nocturno gratis y asequible en el cual el esfuerzo cotidiano se hace un chiste.
Capital para visitar y conocer, que espero vuelva a ser como quería Formell, la más bella. Dura para algunos en su cotidianidad, pero tranquila y desprovista por suerte de la violencia que aterra. Por ratos intermitente, cual guirnalda que se apaga y de nuevo se enciende, como el carácter de quienes la ocupan.
Tantas cosas es mi ciudad, que quizás por eso embruja, en resumen es para sufrirla y gozarla, aunque piensen que estamos chiflados. Por eso me gusta Mi Habana, porque en La Habana hay una pila de locos, como YO.
Por Leo Fdez