Cruceros y Chambelona

Y ahora resulta que muchos se alegran de que el gobierno cubano restablezca, de forma limitada, el derecho de todo ciudadano cubano a entrar en su país por la fronteras terrestres. Sí, se alegran, como si fuera un logro, o una conquista.

Si algo ha caracterizado a la retórica simbólica del régimen cubano ha sido su capacidad de instaurar en la gente la idea de que todo es una lucha, una guerra, y que cualquier final es siempre una victoria. Cuando derrotaron a la Brigada 2506 fue una victoria del pueblo; cuando dejaron morir a nuestros compatriotas en Granada una victoria de la dignidad.

Cuando Carnival anunció que Cuba se incluía como nuevo destino para sus cruceros, pero que los pasajeros de origen cubano serían excluidos de los mismos, el ataque del exilio fue correcto pero esgrimiendo razones equivocadas. Privar a un nacional del derecho a entra a su país es un acto de discriminación por origen: solo por ser cubano, repito, por ser cubano, es que no puedes entrar a Cuba por mar.

Y, como quien sabe por dónde puede colarse la libertad, mantienen la prohibición de ingresar al país en yates y embarcaciones deportivas privadas. Sería un escándalo, llegar a La Habana, en un yate modesto.

Todo el protagonismo al Granma, yate perfecto, fuera de ahí, nada.

No es una victoria, es la restitución de un derecho.

En el simple hecho de que se atribuyan la verdad completa de la realidad cubana, el pueblo ya es desestimado en su capacidad generadora. El poder que emana de la gente se coarta y no hay otra posibilidad más allá de las migajas que reparte la dinastía que detenta el mando.

Siempre que ellos decidan por nosotros, privándonos del derecho de participar y decidir en las instituciones del Estado y los estamentos gubernamentales, no ganamos, perdemos todos.

Por otra parte se ha anunciado una rebaja en los precios oficiales para los escasos artículos que se comercializan en las Tiendas de recaudación de divisas.

El sabor amargo del VII Congreso del Partido comunista, su retórica acartonada de los años del telón de acero, tienen su contraparte en esta rebaja del pollo de 7 a 5 CUC. Ellos han condicionado al cubano a conformarse con nada, y eso quieren, convertirnos en nada.

Siempre que los gobernantes cubanos radicalizan su proyecto de país, otorgan caramelos y espejitos a los indios. Lo hicieron en el 94, cuando el maleconazo, permitiendo el mercado libre campesino, lo hicieron años después, permitiendo el trabajo por cuenta propia a una escala mayor, lo hacen ahora, rebajando el pollo entero.

No se puede esperar de quien nos quita todo otra cosa más que dádivas destinadas a callarnos.