La Tercera Un mes después de la histórica visita del Presidente Barack Obama a Cuba, han surgido críticas desde el propio régimen cubano al mensaje que dio el gobernante en su paso por la isla y, especialmente, en su discurso en el Gran Teatro de La Habana, que fue transmitido íntegramente por la televisión local.
Sin embargo, parte de esas críticas formarían parte de un “libreto oficial” del gobierno Raúl Castro, en su programa de avances y entendimientos con los estadounidenses y otras, de quienes se oponen directamente a los acuerdos con Washington.
Los primeros fuegos los abrió la prensa cubana, los periódicos Juventud Rebelde y Granma, en los días siguientes a la visita. Ahí cuestionaron que en su mensaje Obama llamara a dejar atrás y olvidar el pasado; sostienen que Estados Unidos debería ofrecer disculpas por las décadas de agresión, incluido el bloqueo, y criticaron que el gobernante promueva la iniciativa privada como una forma -según ellos- para dividir al pueblo cubano.
El discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana, el martes 22 de marzo, fue un momento destacado de su visita, ya que, como fue negociado, el gobernante pudo dirigirse directamente a la sociedad cubana.
Sin embargo, para quien no había nada que aplaudir era para Fidel Castro. Una semana después del viaje, publicó una columna donde aseguró que tenía el “deber elemental de responder al discurso de Obama”. Ante las palabras del jefe de Estado norteamericano de que “es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro”, sostuvo que “el pueblo de este noble y abnegado país” no renunciará a ”la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”. Fidel remató su artículo así: “No necesitamos que el imperio nos regale nada”.
Y durante la realización del VII Congreso del Partido Comunista de la semana pasada volvieron las críticas. Mientras por un lado ratificaban el camino del “deshielo”, Raúl aseguraba que “no somos ingenuos, ni ignoramos la influencia de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el empoderamiento de las fuerzas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la revolución y el socialismo en Cuba”.
Pero más duro fue el canciller Bruno Rodríguez Parrilla quien dijo que Obama hizo un “ataque a fondo a nuestra concepción, a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestros símbolos”. Las discrepancias entre Raúl y Fidel sobre Obama son tan evidentes que el líder cubano incluso bromeó en la apertura del Congreso del PCC cuando dijo que en Cuba podía ser como Estados Unidos, con dos partidos. “Es igual que si en Cuba tuviéramos dos partidos, Fidel dirige uno y yo, el otro. Seguro que Fidel va a decir: ‘Yo quiero dirigir el comunista’. Yo diré: ‘Bueno, yo dirigiré el otro, no importa el nombre”, todo entre risas.
