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El rompecabezas del mercado comunista

LA HABANA, Cuba.- La comisión ministerial que aprueba el presupuesto para la compra de artículos del hogar en CUC no contempla la adquisición de insumos de repuesto, y cuando lo hace, aún son insuficientes para la gran demanda existente

Desde hace algún tiempo la población se queja de la pésima calidad de los artículos electrodomésticos y del hogar que se venden en las diferentes cadenas de tiendas en divisas. Un punto neurálgico es además la ausencia total de piezas de repuesto para estos.

A elevadísimos precios se ofertan, entre otros, ollas eléctricas y arroceras, batidoras, ventiladores, televisores y lámparas recargables, que se rompen al poco tiempo de comprados y para cuya reparación se enfrenta la falta de piezas y componentes.

Tal es el caso de las ollas multipropósito eléctricas, cuyos repuestos son muy difíciles de conseguir en los “consolidados” o talleres de reparación, y cuando se encuentran (con los cuentapropistas) el arreglo vale “casi tanto como costó el equipo”, según algunos clientes descontentos. En Cienfuegos, asimismo, las resistencias de hornillas eléctricas, escasas en consolidados, alcanzan los 120 pesos en la bolsa negra.

Es por ello que algunos emprenden “innovaciones” un tanto peligrosas que a veces llegan a provocar accidentes domésticos, aunque también es cierto que muchos cuentapropistas reciclan piezas de equipos viejos y a veces el arreglo sale algo más barato. Los compradores de equipos rotos pregonan por los barrios. Esta actividad no está autorizada para el trabajo por cuenta propia, pero aun así es frecuente escuchar: “¡Se compran ollas arroceras, ventiladores, planchas, lavadoras, DVDs, batidoras…!” Después generalmente se los revenden a los mecánicos, que aprovechan las piezas en buen estado.

Aquí se pone a prueba la inventiva de los cubanos, que a partir de la improvisación logran mantener en funcionamiento los equipos electrodomésticos de muchos hogares. Me cuenta Nancy que llevó a arreglar su olla multipropósito al consolidado de la Virgen del Camino, porque se le partió el cordón eléctrico, pero no había. “El mecánico me recomendó cambiar el chasis, porque está muy malo y la olla podría explotar, pero tampoco hay”.

Ella vive en Arroyo Naranjo, uno de los municipios afectados por el programa de la “revolución energética”. Allí, la brusca imposición de la electricidad para cocinar no solo trajo aparejado el aumento exagerado del importe eléctrico, sino que Nancy también tiene que enfrentar la escasez de piezas de repuesto y las llamadas “vías libres” de la Empresa Eléctrica, que duran todo el día y no son más que apagones encubiertos.

Algunas personas, como Tomás Suárez, para quitarse todos estos problemas de encima alquiló un balón de gas por 400 pesos, y lo compra lleno en 120 pesos. Dice que si lo ahorra, le sale más barato que la electricidad.

Grandes dificultades representan también los televisores “Panda”. Por estos días, Alfredo Fuentes, un vecino, anda buscando un mando para el suyo, pero están desaparecidos de las tiendas. A pesar de ello, Alfredo está satisfecho porque logró que un particular le reparara la botonera del “Panda” por 5 CUC.

Por otra parte, las batidoras constituyen un verdadero problema cuando se rompen. A Pedro Veitía se le quemó el motor de la suya, lo mandó a enrollar y se le volvió a quemar. “Lo que pasa es que el alambre y el barniz que usan los enrolladores no son los idóneos”, me dijo. Cuando Yunior Calzada, cuentapropista, compró su batidora Phillips, pensó que había hecho una buena inversión (pues le costó bastante cara). Pero al poco tiempo, el vaso, que es plástico, se agrietó y dejaba salir el contenido. Pero como este está unido a la cuchilla, lo único que Yunior pudo hacer fue venderla para piezas de repuesto, porque nunca encontró un vaso nuevo en ninguna parte.

Ante la falta de insumos para los equipos, siempre es mejor culpar al embargo económico antes que reconocer que los compradores internacionales son favorecidos “revolucionarios” sin la requerida capacidad para tal profesión. Pues si no, ¿cómo justificar que se compren bombillos ahorradores domésticos de 220 V y que se le oferten a la población, cuando la corriente usada en los hogares cubanos es de 110 V?

Y esto, por solo citar unos pocos ejemplos. Por desgracia, hay más. Muchos más.

Written by CubaNet

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