Tras la llegada al poder de Fidel Castro se inició un proceso de confiscación y expropiación de las empresas privadas en Cuba. De igual manera, se nacionalizaron las primeras empresas estadounidenses.
Muchos de aquellos cubanos, cuyas propiedades les fueron arrebatadas por el Gobierno castrista, hoy forman parte del exilio cubano, están fuera de Cuba, pero otros, aun habitan en la Isla.
Se estima que diversos expropiados de la época se unirán por el logro de una meta común: la recuperación de sus bienes o la compensación económica equivalente a su valor.
En consecuencia, se prevé que darán inicio a un proceso legal en el cual se reclamarán estas propiedades que fueron arbitrariamente arrebatadas a sus propietarios sin la legítima compensación oportuna. Las partes afectadas consideran que no habrá nueva inversión extranjera sin que se resuelva este problema que data de varios años.
Asimismo, se espera que el Gobierno cubano demuestre que es propietario legítimo de tales empresas.