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«Mi papá quería regresar a Cuba, pero murió, así que vengo en su nombre»

El Crucero Adonia llega a La Habana
El Crucero Adonia a su llegada a La Habana|CPEM
El Crucero Adonia llega a La Habana
El Crucero Adonia llega a La Habana

Al son de los nuevos tiempos, un mar en calma y el sol naciente recibieron ayer al buque Adonia en su aproximación al litoral habanero para hacer historia después de 50 años sin viajes comerciales marítimos entre Cuba y Estados Unidos. Asomados a los balcones del barco de Carnival, la compañía de cruceros más grande del mundo, 20 de los 704 pasajeros tenían el corazón encogido de emoción porque regresaban al país de sus padres y en otros casos a la tierra donde nacieron y de la que salieron siendo niños. «Nunca olvidaremos este día», comentaban.

«Mi papá quería regresar pero murió, así que vengo en su nombre. Tengo sentimientos encontrados, pero estoy sobre todo feliz», contaba Isabel Buznego, nacida en Cuba hace 61 años. Pudo hacerlo porque el Gobierno de Raúl Castro, para evitar encontronazos con Carnival tras firmar un acuerdo para que la empresa incluya puertos cubanos en su catálogo (cada dos semanas bordeará la isla durante 7 noches) aceptó suprimir la prohibición de que los cubanos lleguen o salgan de la isla por vía marítima.

«Es muy alentador ser parte de este viaje histórico», dijo Shirley Thurman, una jubilada de San Agustín, que viaja con su esposo. Un sentimiento que conmovía a muchos cubanos que, bandera en mano, esperaban el atraque del navío asomados a lo largo del Malecón. La bailarina de 32 años Yaney Cajigal casi no podía hablar de la alegría de saber que en ese viaje inaugural llegaba su sobrina.

A las 9 comenzó a sonar la potente sirena del Adonia al acercarse al Malecón. Un par de horas antes, aún a 8 millas de distancia, el capitán, David Box, anunciaba por megafonía que la catedral de La Habana era claramente visible. Como corresponde a la idea de que el crucero sea una «experiencia de inmersión cultural», explicó que a la capital, fundada en 1515, se la conocía como la Roma del Caribe.

A las 9.30 había concluido la maniobra de atraque. Los pasajeros tardaron en descender. En los alrededores, varias parejas de policías nacionales y caballitos (como se conoce a los motorizados) controlaban a las decenas de curiosos.

Avance en las relaciones

El primero en pisar tierra cubana fue Arnie Pérez, consejero general de Carnival, nacido en Cuba. Fue diplomático: «Estamos muy orgullosos de traer el primer crucero de EE.UU. a Cuba». «La memoria que tengo es de mi mamá, de mi papá y de mi abuela», explicaba Ana García, de 54 años, hija de exiliados nacida en La Habana que reside desde hace décadas en Miami. El regreso de los cruceros representa un avance en la normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba.

Publicado en La Voz de Galicia

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