LA HABANA, Cuba.- ¿Acción artística instalada en los bordes vacilantes de la política y el arte? ¿Aventura post-enciclopédica? ¿Espacio dinámico que revisa la contemporaneidad, según lo definen sus propios creadores? El recién inaugurado Museo de la Disidencia en Cuba aspira a convertirse en una fuente de consulta legítima para quienes buscan familiarizarse con un concepto que, en contextos altamente ideologizados como el cubano, resulta problemático.
Luis Manuel Otero Alcántara, joven artista plástico, y Yanelis Núñez Leiva, historiadora del arte, con el apoyo de un grupo de creadores e intelectuales cubanos, y la asistencia de la curadora canadiense Catherine Sicot, han sido los gestores de la idea que hace unas semanas fuera presentada en Madrid y, en días recientes, en La Habana.
Vinculado a otro proyecto artístico que Otero Alcántara ha denominado “Museo del Arte Políticamente Incómodo”, esta original propuesta habrá de funcionar como un recorrido por la historia cubana, por el arte y la literatura, dando cuenta de los autores que, desde los inicio de la nacionalidad, han tenido algún tipo de relación de enfrentamiento con los sistemas político o cultural.
“Estos dos museos van a ser on-line, primero porque para mí es un espacio de libertad”, explica su principal gestor: “puedes estar en los Estados Unidos, en Irlanda, donde sea, y vas a tener acceso, pero ese espacio va a crecer con acciones artísticas, con espacios físicos mucho más interactivos, con salas transitorias donde se harán muestras de artes visuales todo bajo este concepto de políticamente incómodo o de disidencia”.
En el futuro próximo los organizadores aspiran a convertir el museo en un centro cultural por donde puedan pasar artistas como Tania Bruguera o Danilo Maldonado, así como otras figuras representativas del arte cubano de etapas anteriores. Además se creará un foro donde las personas, vinculadas al arte o no, puedan dialogar e interactuar con la página.
“Partimos de un fenómeno particular que es Cuba”, continúa explicando Luis Manuel: “A mí me interesa observar el proceso que se da en Cuba, cargado por toda la visión que se tiene en el mundo sobre Cuba, las relaciones que se dan con los grupos disidentes (…), de cómo el poder modifica o le da una connotación a una palabra y encasilla o categoriza a un grupo de personas que tienen un sentir determinado, que puede ser polémico, disidente, de oposición, pero al final de cuentas son palabras que pueden ser llevadas y traídas, manipuladas”.
Diseñado bajo la ironía y la parodia que caracterizan toda la obra de Luis Manuel Otero Alcántara ‒desde su famosa Miss Bienal, las peregrinaciones, hasta la serie de intervenciones públicas sobre el tema de los puntos wifi‒ el sitio web es intencionalmente naif pero, según lo describe Yanelis Núñez Leyva, coautora del proyecto, pronto habrá de pasar de simple base de datos, de memoria, a espacio “que se flexibilice y que, además de las intervenciones que deseamos hacer en el contexto físico, exista en espacios públicos, proyectos comunitarios, galerías independientes, en diferentes zonas no solo de La Habana sino en toda Cuba, incluso en otros países”.