William Hager, de 86 años, confesó su crimen sin ser interrogado. La esposa le había expresado su deseo de morir, pero no le pidió que la matara. Al ser arrestado se disculpó con la policía “no haber llamado antes” y explicó que “quería decirle primero a mis hijos lo que pasó”.
“Ella siempre tenía dolor”, le dijo Hager, residente de Port St. Lucie, Florida, a los investigadores del incidente, según el reporte policial.
Agentes de la policía llegaron al 7865 de Meadowlark Lane tras recibir una llamada alrededor de la 1:00 pm ET en la que avisaba de gritos en la casa. Al llegar a la casa, Hager les dijo a los agentes que no había ninguna pelea y que había matado a su esposa. Lo hizo de un disparo en la cabeza con un revólver calibre 32 mientras dormía.
Según su relato, se levantó el lunes hacia las 7:30 AM ET, fue al baño, después tomó la pistola de una mesita, entró en la habitación de Carolyn y apretó el gatillo.
Hager, que según el reporte confesó su crimen sin que le hicieran preguntas, explicó que había disparado a su esposa porque “se encontraba mal de salud y no podía pagar su medicación”. Después, dirigió a las autoridades hacia el cuarto donde encontraron a Carolyn Hager en la cama, cubierta con una manta y con una “herida de bala en el lado derecho de la cabeza”.
Hager, que no tenía antecedentes penales, fue inmediatamente arrestado. Mientras se encontraba en la patrulla, el asesino confeso pidió perdón por “no haber llamado antes” y explicó que “quería decirle primero a mis hijos lo que pasó”.
Durante el interrogatorio que le realizó el detective Morash, Hager explicó que llevaba varios días en matar a su esposa debido a la situación en la que ella se encontraba. Según él, ella le había expresado su deseo de morir aunque nunca le había pedido específicamente que la matara. La televisora WPTV informó que Carolyn Hager sufría de artritis y que la pareja se había declarado en bancarrota en 2011.