Nuevos rumores que nos llegan de la isla, garantizan que finalmente se hicieron públicos los resultados de la votación del fantasmagórico Salón de la Fama del béisbol cubano y la verdad vuelve a chocarnos, pues nunca dejáramos de impresionarnos por el fraude que dirige la mayoría de los movimientos en la isla, en especial los más mediáticos.
Como habíamos anunciado en estas mismas páginas y como se esperaba por la mayoría de los entendidos, los votantes del Salón de la Fama dejaron fuera a Antonio Pacheco, por segundo año consecutivo, cuando ya desde la primera elección era imposible y absurdo.
Antes de continuar, darles a conocer los que sí fueron elegidos, que lamentablemente quedan opacados por este nuevo escándalo de la pelota y el INDER.
La selección del… (Bueno ya no sabemos ni de qué año es esta selección, pues la votación empezó en diciembre del 2015 y aun no es oficial, en mayo del 2016)…en fin.
Los nuevos miembros del Salón de la Fama del béisbol cubano son:
El lanzador Luis Tiant y el torpedero Willy Miranda de la etapa profesional, mientras que el pitcher Pedro Luis Lazo fue el único elegido de los que jugaron en Series Nacionales.
Para los tres felicidades, aunque la selección de Miranda sigue demostrando desconocimiento y parcialidad en un número considerable de los votantes, pues JAMÁS Miranda reúne más requisitos que Tany Perez (miembro del Salón de la Fama más importante del mundo, el de Cooperstown), Bert Campaneris y otra decena de peloteros cubanos que jugaron en las Grandes Ligas.
Pero a ese particular, le dedicaremos otro trabajo.
Antes de continuar explicar porque aún no se ha hecho oficial la clase de este año.
Los resultados se le entregaron al INDER (quienes se robaron este proyecto impunemente, justo después de su creación) antes de la ‘Gala’ de premiación de la Serie Nacional, pues ellos (el INDER) tienen que ‘ratificar’ la votación.
El INDER dijo que no tuvo tiempo de ‘ratificarla’ (¿Aprobarla?) y el anuncio se pospuso para la inauguración de la próxima temporada, el venidero agosto.
Entonces, vamos a la esencia del escándalo.
Como les decíamos es lamentable empañar la selección de este año, pero que el destino de los inmortales del béisbol cubano quede en manos de un comité de votantes, donde un subgrupo del mismo determina quienes pasan, por sus afiliaciones políticas y no por sus resultados en el diamante, es muy penoso en realidad.
No hay manera razonable alguna que impidiera que Antonio Pacheco fuera elegido miembro del Salón de la Fama en la Clase del 2016.
El segunda base santiaguero y de los equipos Cuba, tranquilamente pudo haber sido seleccionado en la primera ceremonia, pero sucumbió a los nombres de Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Braudilio Vinent, Orestes Kindelán y Antonio Muñoz.
Aunque en lo personal creo que Pacheco fue mejor pelotero que Kindelan y Muñoz (fíjense que digo mejor, pues opino que fue mucho más completo que ellos dos), puede ser que los privilegiados para impartir el voto tengan un criterio distinto al mío y la verdad es que el quinteto seleccionado es de lujo.
¿Pero en su segundo año de elegibilidad?
Unánime debió salir, no queda ningún pelotero que pueda hacerlo sombra a Pacheco y si alguno pudiera competir es Víctor Mesa…Pedro Luis Lazo quizás.
Pacheco, según la información que nos llegó, solo llegó al 47% de los votos (necesitaba el 75% para ser seleccionado) y volvió a queda fuera, de lo que se ha convertido en el peor ‘chiste’ del Salón de la Fama.
Para que sepan, los que votan, son los 25 miembros del comité más los 5 peloteros elegidos en el 2014. Por nuestra investigación, al menos 4 de esos peloteros y 8 miembros del comité (que tenemos bien identificados) le dieron el SÍ a Pacheco.
Dejemos claro que no todos los votantes han sucumbido como pusilánimes, que prefieren defender un ideal por encima de sus propios conocimientos del béisbol.
Tal es así, que tenemos la información que dentro de muy poco, varios de los miembros del Comité de Votantes del Salón de la Fama estarán presentando su renuncia, para no seguir formando parte de esta farsa.
Visto el caso, no nos queda de otra que nuevamente sentir pena por lo que le ocurre a nuestra pelota, esclava hasta la memoria y explotada sin misericordia.
Sin más por ahora,