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Campismo Popular, una carrera de resistencia para pobres

HOLGUÍN, Cuba.- Cada día a las seis de la tarde, cerca de 200 personas llegan a aglomerarse en medio de la calle Mártires entre Frexes y Martí, en la ciudad de Holguín, y obstaculizan el tránsito.

El grupo se reúne para que cada uno de los presentes rectifique su número, en una lista que le permitirá obtener un turno para realizar una reservación en una de las cinco bases de campismo de la provincia.

La oferta es en moneda nacional y es la opción veraniega más atractiva para la mayoría de los holguineros que no pueden pagar los altos precios en CUC de los hoteles de Guardalavaca y Pesquero, playas del territorio donde se encuentra el tercer polo turístico de Cuba.

Un listado de precios, pegado en la puerta de entrada de la oficina de reservaciones, informa que el más elevado es de 654 pesos y el más barato de 102. Aunque la empresa de campismo comenzó a vender las reservaciones el 17 de mayo, la población inició la cola el 30 de abril.

“Yo era el número nueve en la lista, y estuve dos semanas haciendo guardia para cuidar la cola. Unas veces me tocaba por el día, pero otras la tenía que hacer toda la madrugada”, relata a CubaNet Lázaro, un albañil. Comenta que el año pasado llegó tarde a la cola y no alcanzó reservación para hospedarse en alguna de las bases de campismo del territorio. Por eso “me sacrifiqué este año y aquí estuve en vela varias noches cuidando la cola”.

Ahora Lázaro, junto a sus dos hijas y su esposa, podrán alojarse durante cuatro noches (el máximo permitido) de agosto, en una de las cabañas de Playa Blanca, la instalación con mayor demanda. “Valió la pena el sacrificio. Esta reservación para el campismo se la había prometido a mis hijas, que el año pasado no pudieron ir a ningún lugar en las vacaciones”.

En julio y agosto, los meses cuando la mayoría toma un descanso, Holguín ofrece escasas opciones recreativas.

La provincia comercializa 700 capacidades de alojamiento repartidas en 142 habitaciones, en los cinco centros de campismo; oferta insuficiente para una provincia con más de un millón de habitantes.

El año pasado, las capacidades se redujeron cuando las bases de Silla de Gibara, Villa Cromita y Playa Blanca cerraron por brotes de dengue y cólera. A los clientes se le devolvió íntegramente el dinero, pero no pudieron disfrutar de la estancia como lo tenían previsto.

“En esa ocasión mi familia y yo estuvimos dos días en el campismo y terminamos las vacaciones en un hospital con diarrea por el cólera”, comenta Magalis, una cuentapropista que hoy ha venido a rectificar su lugar en la cola. “En la lista mi número es alto y ahora tengo que conformarme con lo que quede. Digo… si es que  queda algo”, agrega con tono pesimista.

Cada día, en la oficina de reservaciones el trámite generalmente es lento. Pero los turnos en la cola se comercializan ilegalmente a 80 y 100 pesos.

CubaNet indagó con uno de los funcionarios de la empresa, quien explicó que la lentitud se debe a los fallos continuos del sistema de la red de comunicación  nacional.

Mientras, afuera, a pleno sol, la gente sigue esperando su turno para entrar y reservar. El promedio es de cinco personas por hora, asegura un joven que ha tenido tiempo para realizar el cálculo.

“Esta demora me resulta muy sospechosa, seguro adentro los trabajadores de la empresa están haciendo negocios con las reservaciones y vendiéndolas a sobreprecio a gente que no ha hecho la cola”, le comenta el joven a su novia, ambos a punto de pasar.

Written by CubaNet

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