Desde pequeña era obligada a ver el Noticiero nacional de la Televisión Cubana. “Hay que estar informado”, decía mi papá; “debemos saber cómo anda el mundo para que nadie nos haga cuento”, agregaba mi madre, y como había un solo televisor en casa, no me quedaba más opción que acompañarlos, para no ir temprano a la cama. Con el tiempo la obligación se convirtió en costumbre, después en necesidad.
Es por eso que a las ocho de la noche, a menos que ocurra algo extraordinario, todo el mundo sabe dónde encontrarme.
Mi sed de información tuvo su época de esplendor en los tiempos de estudiante universitaria. No quería perderme ningún detalle de los acontecimientos nacionales o internacionales. Me interesaba por cualquier tema, ya fueran deportivos, culturales, políticos, científicos (todo llamaba la atención de aquella joven delgada que quería saber de todo un poco).
Desafortunadamente, ese interés por el noticiero ha decaído con el tiempo. Imagino se debe a tres razones fundamentales: primero, los reportes noticiosos cada vez se parecen menos a la Cuba real; segundo, lo que escuchas al mediodía se repite nuevamente en la edición nocturna y en la de la media noche, y por último, muy importante, el acceso a la red de redes se ha incrementado considerablemente en la Isla, con lo cual es prácticamente imposible esconder nada.
Cuba está cambiando…
Quizás no con la rapidez que quisiéramos, pero nuestro país ha cambiado durante los últimos 10 años. Ya no duele tanto hablar de disidencia, corrupción, malversación, diferencias sociales, migración, Grandes Ligas… ¿o es que Internet no ha dejado otra opción?
Es una lástima que el único Noticiero cubano todavía no se parezca a los tiempos que vivimos. Faltan en sus emisiones las historias de personas reales, de los cubanos varados en el continente americano con rumbo a Estados Unidos, de los que han quedado en medio de selvas o en manos de traficantes, de los que se ha tragado el mar entre La Habana y la Florida o de jóvenes cuentapropistas decepcionados con los elevados impuestos y la falta de insumos. También falta inmediatez, osadía, y valentía al contar lo que sucede en la Patria, eso y más falta todavía…
Fuente: Havana Times
