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The Washington Post: No a compromisos con los represores uniformados del pueblo cubano

El coronel Idael Fumero Valdés, jefe del Departamento de Información y Análisis de la Policía Técnica Investigativa del MININT, estuvo el pasado 21 de abril en Key West.
El coronel Idael Fumero Valdés, jefe del Departamento de Información y Análisis de la Policía Técnica Investigativa del MININT, estuvo el pasado 21 de abril en Key West.
El coronel Idael Fumero Valdés, jefe del Departamento de Información y Análisis de la Policía Técnica Investigativa del MININT, estuvo el pasado 21 de abril en Key West.
El coronel Idael Fumero Valdés, jefe del Departamento de Información y Análisis de la Policía Técnica Investigativa del MININT, estuvo el pasado 21 de abril en Key West.

El influyente periódico estadounidense The Washington Post lanzó este martes una alerta a la administración de Barack Obama sobre la necesidad de tomar precaución respecto a los cooperación militar con el gobierno cubano en la nueva era de relaciones diplomáticas entre ambos países.En un editorial titulado “Cooperación militar EEUU-Cuba: proceder con precaución“, la publicación se cuestiona los signos del acercamiento entre militares de ambos países en fotos regionales recientes y, especialmente, la visita realizada por altos oficiales del Ministerio del Interior de Cuba (MININT) a una base aeronaval estadouinidense en Key West, Florida, el pasado 21 de abril.

“Normalizar los lazos militar-a-militar entre Estados Unidos y Cuba en aras de la lucha contra las drogas u otras “amenazas comunes”, implicaría que las normas cívicas no importan mucho más para nosotros, y que el ejército de Cuba es moralmente equivalente a sus homólogos hemisféricos, cuando, de hecho, es profundamente cómplice de la represión política y la corrupción”, indica el editorial.

El texto critica además duramente que en una reciente conferencia hemisférica sobre seguridad, la delegación estadounidense tuviera que coincidir con una representación cubana, encabezada por el Gustavo Machín, expulsado hace 14 años de Washington por labores de espionaje. Machín es actualmente el vicejefe del Departamento de Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores y ha formado parte de la delegación cubana a las reuniones biltarales que se han desarrollado en La Habana para normalizar las relaciones entre ambos países después del 17-D.

CaféFuerte reproduce íntegramente en español el texto del editorial.

COOPERACION MILITAR EEUU-CUBA: PROCEDER CON PRECAUCION

Idael Fumero Valdés no es alguien a quien usted esperaría ver como huésped de honor de los militares de Estados Unidos. Como jefe del Departamento de Información y Análisis de la Policía Técnica Investigativa, una dependencia bajo control militar del Ministerio del Interior, él juega un papel clave en la aplicación de la ley de un estado donde golpear y detener a activistas de derechos humanos se considera la aplicación de ley. Sin embargo, se encontraba en una base aeronaval estadounidense en Key West, Florida, el pasado 21 de abril, recorriendo las instalaciones del lugar por  invitación del Comando Militar de Estados Unidos para América Latina.

Acompañando al Señor Valdés estaban altos funcionarios de la agencia cubana antidrogas y de las Tropas Guardafronteras, además de un diplomático. Por otra parte, funcionarios estadounidenses han asistido a una conferencia de seguridad fuera de Estados Unidos junto a una delegación cubana encabezada por Gustavo Machín Gómez, quien fue expulsado  hace 14 años de un puesto como diplomático Estados Unidos, debido a su participación en una operación de espionaje cubano altamente dañino contra la Agencia de Inteligencia de Defensa. Al parecer, la Casa Blanca ha decidido pasar la página y dejarlo todo en el pasado.

Bienvenido al nuevo mundo de los contactos militar-a-militar con Cuba, última idea de la administración Obama para el compromiso con la nación isleña. Comunicaciones directas entre las fuerzas de seguridad de ambos países se han llevado a cabo durante años, por supuesto -en contextos operacionales y limitados, tales como evitar los enfrentamientos alrededor de la base naval de Guantánamo y la repatriación de balseros cubanos capturados en el mar por la Guardia Costera de Estados Unidos. Eso es necesario y apropiado.

Como la visita a Key West sugiere, sin embargo, la administración tiene en mente una agenda más amplia. Por primera vez, Estados Unidos aceptó la participación cubana, junto a oficiales militares de gobiernos democráticos, en la Conferencia de Seguridad de Naciones del Caribe, celebrada este año en Kingston, Jamaica. El secretario adjunto de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, visitó La Habana a principios de este mes para discutir la cooperación policial. En una conferencia el pasado jueves sobre los beneficios de los contactos ampliados, patrocinada por el grupo de expertos American Security Project, un coronel retirado del Ejército sugirió que Estados Unidos podría recabar a Cuba información de inteligencia militar sobre Corea del Norte y otros países.

Militares y policías de América Latina anhelan la legitimidad que proviene de los lazos con sus homólogos de Estados Unidos. Un gran logro bipartidista en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina durante las últimas tres décadas ha sido la de condicionar cada vez más la cooperación y la asistencia militar al respeto por el estado de derecho y los derechos humanos, en lugar de hacerse la vista gorda ante los abusos militares en nombre de cualquiera batalla anticomunista o guerra contra las drogas, como funcionarios de Estados Unidos hicieron tan a menudo en años anteriores.

Hoy, en un hemisferio donde las dictaduras militares estuvieron alguna vez extendidas, no gobiernan generales. La excepción es Cuba, donde la palabra del general Raúl Castro es ley. Normalizar los lazos militar-a-militar entre Estados Unidos y Cuba en aras de la lucha contra las drogas u otras “amenazas comunes”, implicaría que las normas cívicas no importan mucho más para nosotros, y que el ejército de Cuba es moralmente equivalente a sus homólogos hemisféricos, cuando, de hecho, es profundamente cómplice de la represión política y la corrupción.

Una legislación pendiente en el Congreso bloquearía la plena normalización de los contactos militar-a-militar hasta que Cuba se democratice. En un momento en que los activistas democráticos asediados en Cuba necesitan un inequívoco apoyo moral de Estados Unidos, la administración y los partidarios de su política hacia Cuba no deberían estar muy dispuestos a comprometer potencialmente relaciones con los opresores uniformados del pueblo cubano.

Traducción: CaféFuerte

Para leer la versión original en inglés, presione aquí

Written by Cafe Fuerte

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