El eterno cuento de nunca acabar. La promesa de un ideal, el surgimiento de un mesías. El pueblo latinoamericano está condenado a la miseria cíclica de no cambiar el pensamiento paternalista que nos pone a expensas de un libertador.
El castrismo además de acabar con una isla próspera, una joya del Caribe, siempre tuvo sus ojos puestos en Venezuela. No logró entrar en el gobierno de Rómulo Betancourt, pero pacientemente esperó a quien sería un nuevo hijo de la revolución, el líder del socialismo del siglo XXI, Hugo Rafael Chávez Frías, que en infinidad de ocasiones reiteró: “comunista no, yo soy socialista” y terminó desmentido por un Fidel Castro que aseguraba que el “socialismo, era comunismo”.
Pero ahora parece que el alumno, terminó superando al maestro. Resultó que quien vendría ser el “nieto” de la revolución – por eso de creerse hijo de Chávez, heredero al trono – terminó aplicando medidas aún más sectarias, divisorias y fundamentadas en una ideología que ha demostrado su rotundo fracaso.
En medio de la profunda crisis de escasez y desabastecimiento que atraviesa Venezuela, Nicolás Maduro ha decidido conformar los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), dejando en mano de los consejos comunales, la distribución de la comida del venezolano. Es decir, las redes de supermercados no continuarán con el expendio regular de alimentos regulados, sino que entregará esta responsabilidad al gobierno venezolano.
La situación se agudiza cuando se entiende – algo que es de conocimiento popular en Venezuela- que los consejos comunales están dirigidos por adeptos del Partido Socialista Unido de Venezuela. Entonces analizamos: ¿Será el chavismo quien se encargue de distribuir la comida que debería llegarle a todos los venezolanos?
Quedaría en mano entonces del sector minoritario de la población – demostrado por el triunfo opositor en la Asamblea Nacional y la reciente recolección de firmas para la activación del referendo revocatorio- entregar los alimentos esenciales para la población.
Esta medida, ha sido denunciada desde la oposición venezolana como un intento de controlar aún más, jugando con el hambre del pueblo y asegurando que solo incentivará aun mas al al contrabando de alimentos, el acaparamiento, la corrupción y la xenofobia politicia. Lo que nos lleva a preguntar ¿Los CLAP ofrecerán alimentos también a los opositores venezolanos?
