Mercado agropecuario ‘La Bertica’ (Foto: Vicente Morín)
LA HABANA, Cuba.- Si fueran dos equipos que compitieran en un mismo deporte, se podría decir que el mercado libre o de oferta y demanda va ganando la competencia al mercado estatal. La competencia pone al primero en una ventaja de 40 a 10, utilizando una “puntuación” apoyada en el sencillo parámetro de la oferta diaria de productos en los puntos de venta que pueden visitarse en municipios capitalinos como Centro Habana y La Habana Vieja.
Después de revisar una decena puestos estatales, entre ellos los que pueden catalogarse de “priorizados”, como el de la esquina que forman las calles de Benjumeda y Subirana o “La Bertica”, detrás de la Sala Polivalente Kid Chocolate, no fue posible apreciar más de diez ofertas del campo en sus tarimas. No se podía encontrar mucho más que boniato, malanga, calabaza y yuca, junto a los plátanos burro y vianda.
Estas plazas priorizadas se distinguen porque son seleccionadas para comercializar las papas, por ahora perdidas otra vez de la mesa del cubano, además de algunos alimentos difíciles de hallar en otros sitios como arroz, chícharos y frijoles negros. El resto de las unidades correspondientes al sistema de precios topados por decreto gubernamental muestran una persistente pobreza de ofertas.
Por su parte, los dos mercados más importantes del sistema aún fuera de precios fijos en los municipios capitalinos antes citados, el de San Rafael y el de Egido, amanecen diariamente con al menos 40 productos entre viandas, vegetales frescos, especias, granos y frutas. Al cierre del presente mes, en Egido se contabilizaban 48 opciones de tan necesarios alimentos.
Es preciso hacer aquí un apartado para la calidad de los productos, proverbialmente asegurada en las tarimas de los trabajadores por cuenta propia. “Periodista, esto es tamarindo pelado, sin semillas, listo para hacerlo refresco, envueltico en celofán”, así lo mostró un “tarimero” o vendedor en San Rafael, en tanto una señora armada con dos jabas decía: “Si quieres plátanos maduros para freír, cómpralos aquí o a los carretilleros: los del Estado son siempre verdes. Igualmente sólo los particulares venden ahora el buen ajo, la cebolla, los buenos pimientos…”
Fuera de comentario quedan los cárnicos, donde se mantiene el dominio exclusivo de los comerciantes privados, quienes, por cierto, inmutables, no han bajado sus precios a pesar de la amenaza que suponen las rebajas estatales en las tiendas recaudadoras de divisas.
“Hasta ahora nos mantenemos, la gente sabe que aquí compran bueno y al seguro”, aseveró un vendedor de frutas en San Rafael, en tanto otro colega de Egido reafirmó: “Nos imponemos por la persistencia, tenemos espíritu de trabajo. Esto es nuestro, el cliente lo sabe. El miedo es que sigan apretándonos y se acabe la opción”.
