Durante los años 90, Fidel Castro, dio inicio a una fuerte persecución a los religiosos de la isla, los acosaban y enviaban a los campos de concentración de la Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP), para que fueran «obedientes».
Sin embargo, el dictador vio en la religión una oportunidad de aferrarse aun mas al poder y decidió liberar a estos religiosos con la condición de impartir la palabra que profazaban alabando al régimen.
«La dictadura antes del año 92 estaba cazando a los lideres religiosos, luego se dieron cuenta que los necesitaban para calmar al pueblo. Pretendían que estos lideres, utilizando versos bíblicos, apaciguaran a la población diciendo que la obediencia al gobernante estaba plasmada en el santo libro», expresó el pastor Mario Félix Lleonart.
Aquellos pastores o curas que obedecían tales caprichos del régimen castrista, podrían obtener beneficios como carros, viajes al extranjero incluso recibir a otros compatriotas, mientras que otros, eran oprimidos, golpeados y le negaban la oportunidad de impartir la religión.
«Los pastores que profesan el evangelio vivo, ese evangelio que libera de todo lo que oprime y agobia, ellos no podrán contar con esos beneficios que se supone nos debe corresponder por derecho».
Recientemente, el papa Francisco calificó a Cuba como «un lugar de conciliación», pero, ¿estaría el papa de acuerdo con esta persecución?