in

España en espera de su 26 de junio

Pablo Iglesias, de Podemos, y Alberto Garzón, de Izquierda Unida (Foto: EFE)
Pablo Iglesias, de Podemos, y Alberto Garzón, de Izquierda Unida (Foto: EFE)

El 26 de junio España enfrentará unas inéditas segundas vueltas electorales. Nuevamente el Partido Popular se perfila ganador según las encuestas, pero esta vez seguido por la unidad política Unidos Podemos, integrada por la agrupación homónima que dirige Pablo Iglesias e Izquierda Unida. El panorama resulta mucho más inquietante para el PSOE, que quedaría relegado por la composición de extrema izquierda que aúna fuerzas para desplazar a la histórica formación socialista liderada por Pedro Sánchez.

A pocos días del desenlace que decidirá la composición del gobierno español, algunos hechos pueden indicar incertidumbre en el horizonte del país peninsular. Las declaraciones de Pablo Iglesias al aceptar “por ahora” el tinte socialdemócrata que varias voces pretenden colocar a su organización, deberían repercutir como campanada de alerta en los oídos de los votantes, en particular los del Partido Socialista. La pretensión sustitutiva, si existe en realidad, se hace evidente en esta “resignada” conformidad.

Otro que no las tiene todas con las urnas es Albert Rivera, a pesar de su postura centrada, conciliadora y procambio. Su reciente visita a Venezuela ha sido un episodio del que los contrincantes políticos de Ciudadanos han tratado de sacar provecho. En particular desde el ala izquierdista más radical, señalando oportunismo político y acusaciones de utilizar el escenario político venezolano en el terreno electoral español.  La polémica ha trascendido a los medios, divididos por las opiniones de quienes atacan la decisión y quienes la defienden como acto genuino y legítimo. El número uno de Podemos lo consideró un “spot de campaña” con el que el liberal Rivera quiere sacar votos a su favor el próximo 26 de junio.

Según Iglesias, usar la situación de otro país como arma arrojadiza en campaña electoral propia, no es un acto lícito en una democracia como la española. Pero si de algo ha servido la gestión de Rivera en su visita a Venezuela –aparte del cariz solidario con la oposición venezolana– ha sido precisamente en forzar las miradas de sus compatriotas, políticos y ciudadanos sencillos, hacia la situación sociopolítica reinante en el país sudamericano.

Aunque la mayoría coincide en la crítica y el rechazo hacia el gobierno de Maduro, no faltan voces que ponderan aquella solución como viable para los españoles. No fue casual la expresión del eurodiputado de Izquierda Unida Javier Couso al manifestar en un mensaje a través de las redes que ellos, los de su partido, sí son chavistas. Afirmación que Couso cerró con un tajante eslogan: “Venezuela siempre presente en la XI Asamblea de IU. Sin miedo y sin escondernos. Siempre con la Revolución de Chávez. Siempre”.  Ocurrió en mayo durante la asamblea donde fuera escogida la nueva dirección del partido que antaño capitaneara Cayo Lara y que ahora queda bajo el mando de Alberto Garzón.

Muchos siguen asegurando que lo que ocurre en Venezuela es imposible de reproducirse en la realidad española. Cabe recordar que de esa misma manera opinaba una mayoría de los que en el sur bolivariano se entusiasmaban con los albores del proceso que ha derivado en la actual crisis, cuando eran advertidos por los cubanos que les auguraban la repetición de su experiencia con nuevo empaque.

Otros hechos al margen en este escenario previo a la jornada del 26-J (de junio) no deben resultar menos preocupantes para España. En Cataluña se aprecian los esfuerzos de los otros ultras. Los radicales anti sistema de la CUP que suman el independentismo a sus demandas y los ultras de derecha que se dejan arrastrar por el discurso separatista antiespañol. Ambos hacen una combinación cuando menos peligrosa.

Los primeros prueban fuerza en las calles del barrio de Gracia, enfrentando a las autoridades policiales para mantener un centro Okupa. Un local utilizado más bien como sitio de activismo que de vivienda. Lo hacen de manera organizada, con violencia inteligente, provocando la descarga de los uniformados, a la que denuncian como arbitraria y abusiva. Omiten por su parte el uso de bloques, palos aguzados como cuchillos o las botellas incendiarias construidas con la intención de provocar el mayor daño posible, incluyendo la integridad de los agentes que van en los carros patrulleros. Tácticas que han sido comparadas con las practicadas por unidades de guerrilla. Junto a ellos destaca la presencia activa de Joseph Garganté, concejal por la agrupación radical.

En tanto, un pequeño grupo de contrapuestos a la CUP pero identificados en el objetivo común del separatismo, atacan salvajemente a dos muchachas que promocionaban apoyo a la selección nacional de futbol que defenderá los colores de España en la Eurocopa. Escupitajos, golpes, vertimiento de líquidos quemantes, halones del cabello, empujones y la ofensiva expresión “puta”, empelada sin distinción contra las jóvenes activistas y la nación española.

En 1980, Silvio Rodríguez componía su “Canción urgente para Nicaragua”. No tardó mucho tiempo en que una parte de la letra de dicha canción fuera versionada en la Isla. Contaba cierto amigo que la modificación satírica fue hecha por el mismo compositor durante un encuentro privado entre amigos e íntimos. La estrofa versionada, por un anónimo o por su autor, alertaba sobre la posible repetición de la historia cubana en el ámbito revolucionario sandinista. Y como de repeticiones se trata, vaya esta anécdota ocurrida en el mismo acto clausura de Izquierda Unida donde intervino Pablo Echenique, secretario organizador de Podemos. El invitado fue recibido al grito de “no hay dos sin tres, república otra vez”. Tal vez España esté necesitando con urgencia una canción, con versión incluida, sobre lo que se puede avecinar.

Written by CubaNet

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

¿Venezuela peor que Cuba? No, sólo la fuerza de la costumbre

¡POR EL REENCUENTRO! Congresista republicano ayuda a familia cubana a unirse en EEUU