Para algunos la migración significa la salida de un infierno comunista que no les permite un crecimiento social y económico. Para otros, salir de ese infierno puede acarrear consecuencias quizás no peores, pero si difíciles. Tal es el caso de Catalina Arenal, esta cubana salio de Cuba hace dos años rumbo a Trinidad y Tobago con la esperanza de optar por una mejor vida para ella, sus dos hijos y su esposo, pero la burocracia internacional le ha arruinado los planes.
Lleva dos años esperando por su nacionalidad como ciudadana de Trinidad y Tobago, y ya por el tiempo que lleva fuera de la isla, perdió su ciudadanía en Cuba, es decir Catalina se encuentra en un limbo migratorio. Su hija de 9 años es especial, presenta una parálisis general y las condiciones en las que vive no son las mas optimas.