La imagen del declive. El kircherismo cayendo por su propio peso, con la pésima imagen de un José López, ex secretario de Obra Pública del sistema, que intentó esconder nueve millones de dólares en siete bolsas, en un convento de Buenos Aires.
De rodillas quedó ante la Opinión pública, la imagen de un movimiento político que dirigió el destino de Argentina durante 13 años y que hoy está convertido en una jauría por el poder y escándalos de corrupción y malversación.
El kirchnerismo gobernó a Argentina, en tiempos de bonanza. La Obra Pública, era su punta de lanza. López, hoy capturado in fraganti, manejó cerca de 9 mil millones de euros, en diferentes proyectos, junto a Julio De Vido, ministro que supervisó todas las obras.
Tanto López, como Vido, integran el grupo de “Los Pingüinos” la cúpula cercana de Nestor Kirchner, traída desde Santa Cruz, a Buenos Aires, cuando él asumió la presidencia, según reseña El País.
¡Házte el loco, finge demencia!
Al parecer, este fue el consejo de los asesores legales de López. En medio de un brote de nervios, gritos y golpes en contra de los barrotes de su celda, en Comodoro, José López decidió no declararle al juez encargado del caso. Su abogada Fernanda Herrera, alejó que el defendido había entrado en estado de pánico “sentía voces y deliraba”.
El argumento sirvió a López para ganar tiempo y evitar declarar ante la fiscal de Luján, Alejandra Rodríguez, que imputó al ex funcionario kirchnerista de tenencia ilegítima de arma de fuego y presunto lavado de dinero.
Julio De Vido fue llamado a comparecer
Sin embargo, una serie de análisis clínicos y psiquiátricos practicado por un equipo de médicos del hospital de General Rodríguez determinó que López no tenía ningún problema psicológico que le impidiera razonar y prestar declaración.
En Argentina, existe ya una causa abierta en contra de López por su crecimiento patrimonial desde que asumió, en 2003, hasta que dejó su cargo, en 2015.
Aunque López aseguró no tener un dólar, en recientes declaraciones, con las manos en el dinero, los nueve millones demostraron lo contrario.
El kirchnerismo se encuentra petrificado. Aunque las reacciones son de exculpar a Nestor, Cristina, y el clan más cercano bajo la sentencia de “ellos no son corruptos, sino lo subordinados” se derrumba la fachada de transparencia del izquierdismo, que ha venido cayendo en Latinoamérica.
Al llegar a las mieles del poder, el izquierdismo latinoamericano parece olvidar la promesa de equidad e igualdad social. Las cuentas bancarias, las acaudaladas cuentas bancarias familiares, las propiedades alrededor del mundo se distancian de ese “pueblo” que defienden.
Lula sucumbió a la corrupción, Dilma y Petrobras. Hugo Chávez, quien pasó de un hogar humilde en Sabaneta de Barinas, a tener herederas multimillonarias, y el histórico caso de los Castro, que “longevos” han disfrutado de una riqueza desproporcional a costas del sufrimiento del pueblo cubano.
