Decretado el fin de la cosecha tabacalera 2015-2016, en Pinar del Río las autoridades del ramo han comenzado a recoger los acopios de la hoja manteniendo la incógnita sobre el precio que pagarán a los campesinos por sus producciones, así como el monto de los seguros que entregarán por concepto de pérdidas.
La producción de tabaco constituye uno de los renglones tradicionales de la economía en la isla, y los llamados “puros cubanos” son considerados los más famosos en el mercado internacional.
Existen regulaciones que obligan a los propietarios de vegas (fincas donde se cultiva el tabaco) a cosechar la hoja cada año y venderla exclusivamente al gobierno, por el valor que este estime.
Según Horacio Bermúdez Prieto, productor afiliado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Maceo, en noviembre pasado se anunció que se eliminaba el precio máximo de 1800 pesos por quintal de tabaco, para “supuestamente pagarlo más caro”.
Sin embargo, expone Bermúdez que hoy todavía se desconoce el nuevo valor que se asignará al quintal de la hoja. De la propuesta enviada por Cuba Tabaco (entidad rectora del sector en el país) a los campesinos, aún en proceso de aprobación, opina que resulta “un caza bobos”.
“Vinieron unos jefes para informar que probablemente se iba a pagar a 2500 pesos el quintal, pero ya a muchos les han recogido la cosecha y nadie sabe a cómo nos la van a pagar. ¿En el mundo quién trabaja sin saber cuánto va a cobrar?”, expone.
Desde su perspectiva, “lo peor es que te hacen creer que vas a ganar más, cuando para aspirar a ese máximo de 2500, las hojas en general tienen que llegar al 70 por ciento de capas de calidad y eso no se puede lograr ni en las vegas Robaina, que son las mejores de Cuba”.
Laudelino Figueroa, experimentado tabacalero del municipio San Juan y Martínez asociado a una Unidad Básica de Producción Agrícola, amplía que junto al citado aumento del precio se excluye la estimulación en divisa (CUC), un beneficio implantado hace más de una década para beneficiar a los cumplidores de los planes pre contienda.
Destaca Figueroa, quien aportó 82 quintales, que con esta medida lejos de percibir mejor remuneración los campesinos ingresarán menos dinero.
“Me atrevo a decir que es un engaño. Y que nadie va a cobrar los 2500 pesos, y no solo por lo complicado del clima este año, sino porque es prácticamente imposible alcanzar ese por ciento de calidad. Entonces vienen con el cuento de que, porque van a pagar más, se puede quitar la divisa, que es el único dinero que de verdad nos queda libre”, señaló.
Figueroa argumenta que para garantizar todos los insumos a utilizar durante la campaña tabacalera y sostener a las familias mientras dura la misma, los campesinos tienen que solicitar varios créditos al banco que luego son descontados del pago en pesos por la cosecha. Cuando terminan de devolver los préstamos, las ganancias se reducen a cerca del cincuenta por ciento del ingreso neto.
A sembrar, que todo está seguro
Cuando las inundaciones provocadas por la Tormenta Tropical Colin dieron jaque mate a la presente contienda, se habían intentado tres resiembras con el propósito de llegar a las metas de producción planificadas.
Las dos últimas plantaciones se produjeron en 2016, fuera de la estación idónea para la actividad. A principios de junio, en plena época de lluvias, en los campos de Vueltabajo aún crecían plantas de tabaco a sabiendas de que un aguacero prolongado resultaría mortal para los sembradíos.
“Lo normal es que en febrero todo (el tabaco) esté guardado y secando”, comenta Bermúdez. “Pero en la CCS lo único que querían era que sembráramos, decían que si se seguía perdiendo no importaba, que el seguro pagaba. La cosa era que había que cumplir con la indicación de arriba, o sea, sembrar el plan de posturas y de ser posible sobrecumplirlo”.
Explica Bermúdez que desde hace décadas, de manera obligatoria los productores tributan al banco provincial una suma de dinero destinada a asegurar las cosechas.
Destaca que llegada “la hora de hacer las cuentas”, continúa en suspense cuánto y cuándo se pagarán los seguros contratados, pues los organismos estatales anuncian que todavía no se ha tomado la decisión de los tipos de seguros que se devengarán.
“Son varios seguros a los que tenemos derecho, porque los hemos estado pagando año por año. Uno es sobre las posturas, otro sobre el tabaco verde (sembrado), sobre tabaco seco (guardado en los aposentos de las llamadas casas de tabaco) y también para las casas de tabaco”, ilustra Bermúdez.
A estas alturas el tema anda a nivel de “bolas”, reseña Misael Rielo, campesino que en diciembre sufrió la pérdida de aproximadamente 40 mil plantas a punto de cultivar, y al que las lluvias de Colin pudrieron un número aún por determinar de “cujes” de tabaco (vara de madera donde se cuelgan las hojas para secar dentro de las casas de tabaco).
Aunque el gobierno asegura que todavía no hay nada listo (acerca de la liquidación de seguros), Rielo confirma que “en las CSS los económicos están comentando que se va a pagar el 80 por ciento del valor de los seguros y que al tabaco sembrado después del 25 de marzo sólo se le van a devolver los gastos de inversión. ¿Y mi trabajo quién lo paga?”.
La venta de las cosechas al gobierno es la única entrada de dinero lícito que tienen en el año los campesinos pinareños. Quienes se resisten a sembrar tabaco corren el riesgo de que se les expropie la tierra que les fue entregada mediante la Ley de Reforma Agraria.
Así mismo, se prohíbe sembrar ciertos alimentos en las parcelas destinadas al cultivo de tabaco, un trabajo vinculado al estado que no genera forma alguna de jubilación para los campesinos.
Publicado en Cubanet
