Con solo cinco añitos el pequeño alexandro sabe la realidad de la migración cubana y la crueldad del régimen castrista.
Él tiene un sueño, y es poder viajar a los Estados Unidos para poder ver a Mickey Mouse. Su inocencia es una luz de amor y esperanza en medio de lo tortuoso que es vivir en un país ajeno como lo es Ecuador.
“Yo quisiera que este avión fuera de verdad y de verdad poder ir a Miami”, dijo el pequeño quien jugaba en el interior de su vivienda con sus juguetes.
Impresiona y a la vez entristece, saber que alguien tan pequeño ya sea consciente de la realidad de su país natal. “En Cuba no hay libertad por la culpa de Fidel Castro”.
Su madre Jennisley Ferrer, indicó que luego del nacimiento del pequeño tomaron la decisión de partir hacia otro lugar. Querían evitar el adoctrinamiento al que someten a los niños en la isla.
“Yo no quería eso para mi hijo, yo quería que el fuera libre no que le implantarán un chip de comunismo”, dijo la mujer.
Todo por él
Desde que llegaron a Ecuador sus padres han trabajado muy duro para lograr una estabilidad familiar. Ambos trabajan doce horas en un restaurant por menos de dos dólares la hora.
El niño pasa la mayoría del tiempo navegando en internet, de allí su conocimiento acerca de la situación de los cubanos en américa latina.
“Cuando se muera Fidel Castro es que yo me voy para Cuba, porque con Fidel Castro no es fácil”, decía el inocente niño.