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Entre censura y represión: así se celebra el periodismo en Venezuela

Por Henry Chirinos

Periodista es agredido por grupos chavistas durante cobertura de una protesta en Caracas / Foto: Archivo
Periodista es agredido por grupos chavistas durante cobertura de una protesta en Caracas / Foto: Archivo

Más allá de los premios, los galardones o las felicitaciones que reciben los periodistas en su día, es penoso para ellos afirmar que ejercen su profesión dentro de un país donde las libertades para informar libremente son limitadas. Limitadas por el sistema político que actualmente dirige la nación, sumado a la autocensura impuesta desde los medios de comunicación. La más peligrosa, el suicidio de algunos medios de expresión para los que convenios comerciales, pesaron más que el compromiso con el que llamara Gabriel García Márquez, el “mejor oficio del mundo”.

Ser periodista en Venezuela va más allá de salir a la calle en busca de la noticia. Es exponerte al temor de ser agredido por funcionarios, policías o militares, ser robado por delincuentes que aprovechan situaciones críticas como protestas o ser asediado por grupos adeptos al oficialismo, bajo la mirada cómplice del gobierno.

El régimen chavista-madurista, ha mermado las ventanas de información imparcial que tienen los venezolanos para estar al tanto de lo que sucede en el país, creando una hegemonía comunicacional que encierra a los venezolanos en una especie de “país de las maravillas.” El noticiero del canal del estado, difunde contenidos distanciados de la realidad de la calle. La “verdad de Venezuela” esa en la que aseguran que no hay crisis humanitaria, ha causado estragos durante cerca de dos décadas en la población venezolana.

Periodistas de un medio internacional son abordados por colectivos chavistas armados / Foto: Twitter
Periodistas de un medio internacional son abordados por colectivos chavistas armados / Foto: Twitter

Peor aún es la autocensura a la que grandes medios venezolanos se han sumado para evitar ser clausurados y de esa manera poder seguir prestando su servicio de información “veraz y oportuna”. Los medios que el actual gobierno de Venezuela no ha podido comprar, los ha cerrado. Recordemos el caso del canal por tradición de los venezolanos: Radio Caracas Televisión, a quien le fue no sólo cancelada la señal sino arrebatados todos los equipos de la planta.

Quienes no se rinden y continúan firmes, son asfixiados al no poder adquirir productos para poder seguir funcionando. Cerca de 50 diarios han cerrado en los últimos años por la falta de papel periódico, debido la negativa del gobierno nacional de otorgar divisas para su compra.

Delincuentes intentan robar a fotógrafo  durante manifestación en Caracas / Foto: Archivo
Delincuentes intentan robar a fotógrafo durante manifestación en Caracas / Foto: Archivo

Sin embargo, los medios en el país tomaron un respiro pasadas las elecciones del 6 de diciembre, donde resultó victoriosa la oposición venezolana. Grandes televisoras y diarios de circulación nacional expandieron su abanico informativo, dando la sensación que no sólo se había ganado las parlamentarias sino también un espació de información.

Ejemplo de ello es la televisora nacional Globovisión, canal de noticias por excelencia en Venezuela, quien luego de ser comprada por supuestos testaferros del régimen, se mostró complaciente con los oficialistas, cerrando así el único canal que tenían los venezolanos para saber lo que sucedía en su país. Pero esto no duró mucho.

Recientemente, Globovisión parece haber retomado poco a poco su calidad informativa. Con la apertura de la Asamblea Nacional a los medios de comunicación, una nueva brisa se siente para los comunicadores en Venezuela.

De algo sí estamos seguros, ser periodistas, bien sea delante de unas cámaras o detrás de un teclado, es una profesión llena de placeres y retos que a pesar de difíciles no son imposibles de superar.

En Venezuela, ser periodista es ser la voz de un pueblo que clama por comida, es ser la voz de una madre que llora a su hijo asesinado, es ser la voz de un padre que protesta en nombre de su familia, es ser la voz de quienes no tienen voz para decir “queremos un cambio”.

Written by John Márquez

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