
Verano fuerte en La Habana. Por estos días la frase más utilizada entre los cubanos sin duda alguna es “qué calor” porque las altas temperaturas en la Isla se encuentran con un racionamiento energético anunciado por el régimen castrista.
El gobierno ha tenido que reducir jornadas de trabajo para aliviar el consumo energético provocado por los acondicionadores de aire en las oficinas gubernamentales.
Los meses de julio y agosto, acostumbran a ser la jornada fuerte del verano cubano, característico de la región caribeña. Sin embargo, desde finales de junio La Habana ha sentido las fuertes olas de calor que han llegado a superar los 100 grados Fahrenheit en algunas zonas del este.
Los comercios hacen todo lo posible por abastecerse de agua, refrescos y cerveza, los productos más preciados por estos días debido al intenso calor.
“Aquí llegan el agua y los refrescos y se acaban rápido. Igual para con la cerveza, es que este calor tiene a la gente fajá”, dijo a El Nuevo Día una dependiente de un pequeño puesto de venta oficial en el barrio habanero de Vedado, el cual carecía de agua y cerveza por el alto consumo veraniego.
Problemas a la vista
Por estos días la población, mucha de ella en periodos de vacaciones, comienza a consumir energía para mantener activos los aires acondicionados o abanicos que refrescan las altas temperaturas.
La necesidad de aumentar el consumo se encuentra con una Cuba que necesita recortar su consumo eléctrico y de combustible.
Hasta el momento, el gobierno intenta que el servicio energético se centre en las residencias y en los negocios o centros de producción.
“Aquí nos están cortando la jornada de trabajo para ahorrar energía. Tampoco ponen el aire acondicionado, porque ordenaron un plan de ahorro de energía”, dijo a El Nuevo Día un funcionario que prefirió no identificarse al salir de una de las muchas dependencias públicas en la zona de la avenida 23, en el Vedado.
Inestable el flujo de petróleo
Al ingrediente del calor se suma la inestabilidad del flujo de petróleo hacia Cuba, el cual depende mucho de Venezuela y de que el mercado internacional se mantenga con precios bajos.
No es un secreto que los cubanos están, de alguna manera, preparándose ante la posibilidad de un eventual cambio en la relación energética que mantienen con Venezuela a través de la iniciativa “médicos por petróleo”, acordada por los expresidentes Fidel Castro y Hugo Chávez.
Se prevé que el debilitamiento de la figura del presidente venezolano Nicolás Maduro traiga consigo problemas en el suministro de petróleo a Cuba, lo cual ha obligado al país caribeño a buscar otras fuentes en América Latina o Medio Oriente.
Esa dependencia del petróleo es crítica y sus matices emergen cuando llegan días como los del verano, cuando el consumo energético se dispara y no necesariamente se mantiene un balance.
“Tenemos un sistema energético basado en combustibles fósiles que no producimos”, explicó el profesor Juan Triana a un grupo de puertorriqueños en la Universidad de La Habana, como parte de un curso de economía hecho a la medida para ellos.
Y ahí parece estar el mayor problema, pues si Venezuela reduce sus niveles de exportación a Cuba, podría causar una crisis energética en el País, lo cual sería mucho mayor que el problema del calor del verano.
Con información de: El Nuevo Día