Dos temas cruciales para el destino de los cubanos serán debatidos el próximo viernes en la Asamblea Nacional del Poder Popular. La crisis económica ya admitida por el gobierno cubano y su evidente incapacidad para enfrentar la corrupción en la distribución de productos, entre tantas áreas.
En comisiones separadas, han analizado desde el pasado lunes las distintas problemáticas del país en un aparente proceso de “refrescamiento” de la revolución castrista.
No se esperaba el reconocimiento del régimen a la falta de liquidez por la captación de divisas. Sin embargo, el pasado martes, el ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo Jorge, reconoció que los recaudos en dólares del país no se corresponden con las proyecciones del Estado, aunado a la caída del barril de petróleo y níquel, el déficit de la producción azucarera y otros ingresos previstos para el año en curso.
La preocupación de un nuevo “periodo especial” se mantiene latente. El titular de la cartera de economía, aseguró que se realizarán importantes recortes de gastos, frenarían las importaciones y se realizaría un recorte considerable de combustible y racionamiento eléctrico.
Gallinita sin huevos de oro
La reducción en la llegada de petróleo desde Venezuela ha apretado las tuercas del régimen. Argelia y Rusia, comienzan a ser nuevos vendedores del combustible, sin embargo, pese a ser aliados del régimen, no resultan tan “solidarios” como la revolución bolivariana.
El discurso oficial es evitar a toda costa que el pueblo cubano se ve impactado por las medidas de ahorro.
Sin embargo, el escenario económico para los isleños luce cada vez más complejo. Esto en parte por el impacto en la opinión pública de la corrupción de las entidades estatales, que han provocado la extracción de recursos que se ven reflejados en aumentos de precios para el cubano de a pie.
“Los focos de corrupción más comunes se generan cuando empleados de la cadena de suministros se ponen en compinche con revendedores, quienes acaparan los artículos o almacenan el combustible para crear un efecto de desabastecimiento que acaba obligando a la población a comprarlo fuera de las tiendas públicas” reseñó el Nuevo Día.
El sistema te lleva a delinquir. La corrupción se ha convertido en cotidianidad en Cuba, porque el mercado negro es el único lugar donde se consigue de todo a un mayor precio, nutrido de importaciones ilegales, acamparamiento o hurto.
El tema de la corrupción genera particular indignación en el pueblo, que ha visto como los precios siguen subiendo como la espuma producto de la especulación y el acaparamiento.
“Tiene que ser el combate de todo el mundo contra todo lo que está pasando. ¿A dónde va a parar lo que se roban?, al barrio, a la esquina, a la cuadra donde vivimos todos, y les puedo decir que no son todos los que salen al combate como Antonio Maceo con el machete en la mano. Tiene que ser un combate inclusivo de todas las instituciones que están en nuestro país, unidas en el interés de erradicar esta problemática que es un flagelo para la sociedad” comentó el diputado Pedro Luis Ezquivel, quien llamó a combatir la corrupción de manera implacable.
Con información de: El Nuevo Día
