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Karateca, albañil y deportado: La historia de uno de los migrantes repatriados desde Ecuador

Carlos Salazar es uno de los 75 repatriados forzosos desde Ecuador este fin de semana. (Facebook)
Carlos Salazar es uno de los 75 repatriados forzosos desde Ecuador este fin de semana. (Facebook)

Carlos Salazar es uno de los 75 repatriados forzosos desde Ecuador este fin de semana. (Facebook)

Antes de salir rumbo a Ecuador, Carlos Salazar, cerca de su tercer piso (29 años) se dedicaba a la albañilería. Aprendió el oficio mientras trabajaba en el contingente que reparó el puerto de La Habana.

Antes de eso, era un promesa del kárate de la selección isleña. Hoy su nombre se encuentra en la lista de los cubanos que fueron deportados a La Habana, tras la negación de Ecuador de que continuaran en su territorio.

Lo dejó todo por buscar un sueño. Vendió sus pertenencias porque esperaba que su viaje no tuviese retorno. Su destino: Estados Unidos, como el de miles y miles de cubanos que salen de la Isla.

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El joven fue detenido en Ecuador por encontrarse de manera “irregular” en ese país, luego de que fuese el mismo gobierno de Correa, quien los calificara de “turistas”. Este sábado regresó a Cuba junto con 28 personas más y esto fue lo que conversó en entrevista con 14 y medio.

Pregunta. ¿Cuál fue la información que recibieron antes de ser deportados?

Respuesta. Nunca se nos informó de que seríamos deportados. En la audiencia, donde fuimos presentados por un tema de irregularidades migratorias, los fiscales dijeron que no se podía deportar a nadie si no se le demostraba un delito cometido. De hecho la mayor parte de las 29 personas que veníamos en el vuelo estábamos legales en Ecuador.

P. ¿Cree que en ese proceso judicial se respetaron las formalidades legales? ¿Los deportados tuvieron derecho a un abogado?

R. Estábamos en un centro de detención conocido como Flagrancia donde pasamos 72 horas en un sótano que era un garaje. Dormíamos en el piso. De allí nos montaron en un ómnibus donde no pudimos llevar teléfonos ni nada. La primera vez que vimos a nuestros abogados fue al entrar a la audiencia, pero a ellos ni siquiera les permitieron acercase a nosotros para preguntarnos algo. Antes de conocer la sentencia nos montaron en un avión que, tras una escala para reabastecerse de gasolina, aterrizó en la Terminal número 5 del aeropuerto José Martí de La Habana.

P. ¿Cómo fue el recibimiento en Cuba?

R. Aquello estaba lleno de militares, pero el recibimiento fue tranquilo. No teníamos ni siquiera un documento, así que nos tomaron los datos y nos montaron en un ómnibus.

P. ¿Eso quiere decir que fueron introducidos en ese vuelo sin pasaporte?

R. Nos lo quitaron todo. Incluso a mí me quitaron los collares de mi religión .

P. Una vez en Cuba. ¿Los transportaron hacia las casas de sus familiares?

R. En mi caso, no. Me dejaron abandonado en la rotonda de Cojímar, sin dinero y sin documentos. Así que tuve que ir caminando hasta la casa donde viven mi padre y mi hermana, que es donde estoy viviendo ahora agregado, porque lo vendí todo para empezar una nueva vida fuera de este país.

P. ¿Qué va a hacer ahora?

R. Bueno, ya estoy haciendo. Este martes fui a la Embajada de los Estados Unidos a solicitar asilo político. Allí me encontré a cinco amigos de los que estuvieron en Ecuador. Parece que todos vamos por el mismo camino. No nos prometieron nada, pero al menos ya tenemos la planilla. Al salir de la embajada, una patrulla de la policía nos interceptó. Cuando le dijimos que no teníamos carné de identidad porque éramos de los deportados de Ecuador, llamaron por la radio a su jefatura y les dieron la orden de que nos dejaran seguir. Cosa rara, nos pidieron disculpas.

P. ¿Qué estarías haciendo ahora en Ecuador si no hubiera sido deportado?

R. Tenía planeado abrir mi academia de deporte el día 9 de julio. Soy karateca y, aunque no soy licenciado en Cultura Física, estudié en la escuela Mártires de Barbados, luego en la ESPA Nacional. Como deportista, gané la medalla de bronce en los Panamericanos de esa especialidad que se hicieron en la Ciudad Deportiva en el 2005 con la participación de 17 países.

P. ¿Se vio obligado a usar sus habilidades como karateca durante los encuentros con la policía en Ecuador?

R. Estuve presente en el momento en que, frente a la embajada de México en Quito, la policía le cayó a golpes a los manifestantes, incluidas mujeres con niños y embarazadas. Allí estaba mi esposa que todavía continúa en Ecuador. Le aseguro que ningún cubano ofreció resistencia.

P. ¿Se considera un perseguido político?

R. De cierta forma sí. Porque en nuestro caso, el cartel que le ponen a uno lo compartimos todos y eso tenemos que asumirlo.

Entrevista publicada originalmente en 14 y medio 

Written by John Márquez

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