Estados Unidos y Cuba culminaron sin acuerdos específicos un diálogo migratorio en La Habana mientras miles de cubanos siguen en terceros países intentando viajar a Estados Unidos.
Los temas de las deportaciones de cubanos desde Estados Unidos y la política de “pies secos, pies mojados” separaron a las delegaciones.
El diálogo estuvo presidido por Josefina Vidal Ferreiro del lado cubano y John Creamer por parte norteamericana.
Comunicados por separado, del Departamento de Estado y la cancillería cubana, dejaron claro las diferencias que aun no les permite llegar a acuerdos en los temas migratorios
La delegación de Estados Unidos hizo énfasis en su postura de que el Gobierno de Cuba tiene que aceptar el regreso de sus ciudadanos que han sido deportados desde Estados Unidos.
Cuba expresó su preocupación por la persistencia de una ley denominada de “pies secos, pies mojados” por la cual los ciudadanos cubanos que toquen territorio estadounidense “de manera irregular y sin importar las vías y medios que emplean”, son recibidos en Estados Unidos con beneficios migratorios y se les da tratamiento de refugiados políticos.
El razonamiento de La Habana es que estas normativas promueven la migración ilegal, no solo de personas que salen en embarcaciones rústicas o lanchas rápidas hacia Estados Unidos desde la isla, sino de terceros países.