Declaraciones de distintos voceros del régimen, expresan que la reducción del combustible a las empresas estatales no afectaría su funcionamiento. Sin embargo, los cubanos de a pie opinan lo contrario ya que han comenzado a sentir los efectos de este racionamiento, luego de que Raúl Castro les dijera que se tenían que “ajustar los pantalones”.
El sector más afectado es el del transporte estatizado. La carencia de unidades se observa en las calles de La Habana lo que obliga a los usuarios a hacer uso de los boteros, quienes aumentaron sus costos o no están trabajando por los controles que acaba de imponerles el régimen castrista.