Cuba, está a un año de haber retomado relaciones diplomáticas con Estado Unidos, esto ha sido foco de grandes expectativas a lo que de la manera más segura los cubanos lo único que saben es que su vida más que cambiar ha desmejorado.
Relaciones (vienen)
El 20 de julio del 2015, fue el día en que las sedes de ambos países retomaron su estatus oficial de embajadas, se ha convertido en una fecha referente en la historia contemporánea. Era el fin de un hielo de más de 50 años, en este lapso de tiempo ha habido una fuerte presión bajo la figura de lobby anticastrista que más allá de reprender a la dictadura de los Castro, lo que ha hecho es apartar más y más al pueblo cubano de la mínima esperanza de una vida mejor.
La noticia del inicio de las negociaciones para poner fin a este pendiente histórico fue recibida con gusto por todos, acá incluyo a los más profundos enemigos del régimen como a los más mansos serviles , aunque no hay que dejar de lado la pequeña sorpresa que tuvo Nicolás Maduro ante esto.
Turismo (vienen)
Sólo llegaron cruceros. ¿tras estos tiempos de tímidos ajustes en la relación Cuba-EE.UU qué ha cambiado en la vida de los cubanos en la isla? La información recabada indica que poco o muy poco. Si de expectativas hablamos es claro que no habrá mejoras a corto plazo. El dato más tangible es que el incremento del número de turistas americanos está en un 84%, sería bueno ver el comportamiento de la industria turística luego de abiertos los vuelos desde distintas ciudades de Norteamérica.
La directora para América del Norte de la Cancillería cubana, Josefina Vidal declaró en una reciente entrevista que se han firmado 10 convenios de cooperación y están en negociaciones convenios en la lucha contra el narcotráfico, ajustes en las leyes, meteorología, registros sísmicos y áreas terrestres protegidas.
Agrega que en el campo económico y comercial «apenas se han concertado los primeros acuerdos entre empresas cubanas y estadounidenses, en áreas como los servicios de telecomunicaciones, la administración hotelera y la operación de cruceros».
En el camino continúan vigentes las prohibiciones a las exportaciones desde EE.UU. para sectores esenciales de la economía cubana. «Prácticamente no se pueden exportar productos cubanos a EE.UU. y tampoco se autorizan con licencia general las inversiones estadounidenses en Cuba, más allá de las telecomunicaciones», explica Josefina Vidal en la referida entrevista.
La vaca de Venezuela está muy flaca y en Cuba se siente (va)
Aunque la normalización de las relaciones con Estados Unidos está aun en un ritmo lento, de prevención y de “tantear el terreno” es cierto y no se puede negar que esto traerá consecuencias para bien en la economía y, por ende, en la vida de los cubanos. Mientras lo que si se nota de manera rápida y palpable, con mayor nitidez, son los coletazos de la crisis que vive Venezuela, esto sazonado con la estrepitosa caída del oro negro, su único sustento económico.
Recibir el petróleo venezolano a un precio extra amigable y que se complementa con intercambio de profesionales de la salud y de otro tipo (si, incluso inteligencia) no sólo respondía con comodidad las necesidades energéticas de la isla, sino que la hacía país exportador; lo que aseguraba una entrada robusta de dólares en un sistema económico que dependía inicialmente de Moscú y seguido de Caracas.
Las consecuencias de la falta de petroleo venezolano son tan profundas que el régimen cubano ha ordenado a la empresas la reducción del consumo de petróleo y eléctrico en un notable 20% hasta finales de año. Decisión que se traduce en la paralización parcial de la producción en empresas, según fuentes del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social.
Sufren los empleados, como siempre. La medida ha obligado a misterios y empresas vinculadas a la producción al cierre de comedores obreros en las instituciones donde aún existen; la reducción de la jornada laboral que pasa de 8 a 5 horas, la suspensión de los sábados laborales y la oferta de vacaciones colectivas por los meses venideros.
Repunte de balseros (va)
Viéndolo así se puede comprender, en buena medida, el repunte del fenómeno migratorio que se ha disparado desde que se anunció la reanudación de las relaciones y, con mayor fuerza aún en los últimos meses, concretándose así en una crisis migratoria.
Según los datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) de EE.UU desde el 1 de octubre de 2015, hasta el 11 de julio, 44.353 cubanos llegaron a EE.UU, principalmente a través de los cruces fronterizos con México.
A este número hay que sumar los inmigrantes que arriban a través de otros puertos y aeropuertos y, sobre todo, los balseros. La Guardia Costera ha interceptado a 4.807 en el Estrecho de la Florida, 334 más que el año anterior.
La razón de primera instancia es el deseo de cobijarse ante la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que les define para bien de manera rápida su situación migratoria.
La razón de fondo para que este fenómeno repunte es por la «lentitud y superficialidad» de las reformas empleadas por el régimen de la isla y al aumento de la represión. «La gente no ve la posibilidad de prosperar en su país», afirma Juan Blanco, director de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC), quien niega que sea «únicamente» debido al temor de los cubanos a perder los beneficios migratorios de la mencionada Ley. «Todo aquel que puede soñar con la prosperidad en su país no la busca en otra parte». concluyó Blanco.
Con información de lavozdegalicia.es.
