“Realmente hay muy poco que celebrar”, asegura, desde Santiago de Cuba, Carlos Amel Oliva, activista de la opositora Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), quien se encuentra en huelga de hambre desde hace 14 días, por “el incremento de la represión y las confiscaciones arbitrarias de pertenencias” a la disidencia cubana.
“No quiero ser absoluto, como opositor pacífico al Gobierno de Fidel y Raúl Castro, de pensar que nadie celebra la fecha espontáneamente. Pero sí puedo decir que la gran mayoría de la población lo hace en forma obligatoria. No es secreto para nadie que el Gobierno tiene un aparato de control y de presión social que hace que las personas finjan, contra su voluntad, que están celebrando una fiesta”, agrega el activista, que ha sido secundado en la huelga por una veintena de opositores.
“Los Gobiernos son instrumentos que se dan los pueblos para garantizarse una vida digna y con decoro, que hace tiempo que no tiene el pueblo de Cuba”, insiste el joven opositor. Y mientras dos centenares de correligionarios anuncian que le mostrarán su solidaridad con un ayuno de 12 horas, este miércoles 27 de julio (también feriado), Carlos Amel concluye: “Realmente la mayoría del pueblo tiene tanto que pensar en qué va a comer día a día, que no tiene tiempo de creer en una ideología siquiera, lo único que quiere es cambio.”
Con información de DW