El corazón de Aderelys Ofarril Alonso volvió a llenarse de felicidad y tranquilidad al enterarse de que ella y su bebé de apenas semanas de nacido, no serán deportados.
Gracias al nacimiento del pequeño en territorio colombiano, automáticamente le conceden la ciudadanía a ella, al niño y al padre.
“Me dijeron que no me podían deportar, y al niño mucho menos porque es colombiano”, dijo Ofarril Alonso a las afueras de las oficinas de Migración Colombia con una sonrisa en su rostro.
Expresó sentirse agradecida con los vecinos de Turbo por la ayuda que le prestaron durante su estancia en el albergue. Ve en Colombia la esperanza de alcanzar una mejor vida que la que tenía en Cuba.
“Colombia es un buen lugar, nos trataron bien y me dijeron que mi hijo no era cubano sino colombiano, entonces vamos a tratar de hacer una vida a aquí”.
Una crisis, dos versiones
Sin embargo esa tranquilidad que siente Aderelys Ofarril Alonso no es colectiva. Otra madre cubana presente en las oficinas de Migración Colombia en Turbo, teme por la vida de sus hijos, pues tomarán la selva como único camino.
Heidy Almeran, es madre de dos varones, el más pequeño tiene año y medio y junto a su esposo denuncian que las autoridades colombianas lograron su cometido.
“Migración hizo con los cubanos lo que ellos quisieron, a la final lograron que nos fuéramos y mis hijos se van conmigo”.